Editorial

::: LAVADO DE MANOS CON AGUAS RESIDUALES :::

Sorpresivamente el  proyecto para la construcción de la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR-2), que más allá de un viejo anhelo es ahora una necesidad de primer orden, ha experimentado una suerte de parada en seco. La empresa europea Consulting Energeers Salzgitter (CES) encargada de realizar el estudio de pre inversión de pronto resolvió rescindir el contrato y se marchó sin tomarse la molestia dar mayores explicaciones, al menos a la población de Chimbote.

A través de algunas declaraciones que se vieron en la obligación de brindar hace unos días, funcionarios del Ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento se limitaron a afirmar que la rescisión del contrato se había producido en  “términos amigables” y que aparentemente no había pasado nada. El proyecto va a continuar tal cual.

Hasta donde se sabe, sobre todo en el caso de un mega proyecto como es el CTAR -2, todo contrato conlleva obligaciones recíprocas de fiel cumplimiento. Ninguna  de las partes contratantes puede de la noche a la mañana tirar la toalla solo porque se le antoja.  Para poder rescindir un contrato de esta envergadura, una de las partes  ha tenido que verse afectada.  Lo que nadie ha dicho, es cuál de las dos.

Asimismo, hemos podido averiguar que la rescisión de este contrato entraña dos cosas inalienables. Primero, el  estado peruano deberá cancelar a la consultora CES el íntegro del monto acordado, que se afirma asciende a varios millones de dólares.  Y segundo, para que verdaderamente “no pase nada” y el proyecto pueda seguir adelante como lo han afirmado los funcionarios de Vivienda,  se tendrá que contratar a una nueva empresa consultora, con todas las obligaciones legales y económicas que eso presupone.

En ese sentido no deja de llamar la atención el hermetismo que existe en torno a este  asunto de tanta importancia para Chimbote. Tanto la empresa para municipal Sedachimbote como la propia Municipalidad Provincial del Santa, han optado por guardar el más absoluto silencio. Solo se han limitado a señalar que ambas  instituciones “no manejan ningún fondo económico del proyecto”.

¿Pero acaso la Municipalidad Provincial del Santa no es la dueña de casa?  Cuando el proyecto se culmine ¿no será Sedachimbote la encargada de administrarlo?. ¿Por qué tienen que actuar como Pilatos lavándose las manos con este mega proyecto de aguas residuales?

El PTAR-2 está llamado a solucionar un viejo problema local, como es el tratamiento y la evacuación de las aguas residuales, tanto urbanas como industriales. A lo largo de más de cuarenta años se le viene dando vueltas al asunto sin que hasta el momento se vislumbre ninguna solución.

Mientras tanto, la bahía de Chimbote recibe diariamente los desagües tal como salen de los domicilios y centros industriales, sin ningún tratamiento y con toda la amenaza que eso significa para la salud y el medio ambiente.

La necesidad de contar con una planta de tratamiento y evacuar las aguas residuales fuera de la bahía a través de un emisor submarino,  es un clamor que ya es tiempo que se atienda sin mayor pérdida de tiempo.

Los mismos funcionarios que han dicho “aquí no pasa nada”, han adelantado que el estudio de pre inversión que ha dejado inconcluso la empresa CES será retomado por otra consultora y  deberá estar concluido a más tardar en diciembre del presente año.

Habrá que esperar qué es lo que dicen al respecto Sedachimbote y la Municipalidad Provincial del Santa para saber a ciencia cierta si no habrá otra lavada de manos.