MENSAJERO
Cuando las personas son pasibles de alguna medida drástica o cuestionamientos por hechos que están al margen de la ley suelen responder acometiendo contra quienes los denuncian o acusan antes que explicar o justificar sus actos. Esto es producto de una figura metafórica que se conoce como “matar al mensajero”, es decir culpar a la persona que trae malas noticias lejos de hacerlo con el autor de las mismas. Esto es lo que suele hacer el alcalde provincial Julio Cortez Rojas, quien pretende culpar de su delicada situación jurídica a otros y no es capaz de hacer una autocrítica frente a la ola de cargos que se cierne en su contra. Al final los Chimbotanos vamos a resultar responsables de los delitos por los cuales será castigado. Ahora ha salido con la muletilla esa que “el ex alcalde Luis Arroyo Rojas es el culpable que lo hayan condenado”, pues ha manifestado muy suelto de huesos que la denuncia por malversación de fondos por la cual ha sido condenado a cuatro años de prisión efectiva y cuya ejecución dependerá del pronunciamiento que en instancia definitiva expedirá la Sala Penal de Apelaciones tras la audiencia única que se realizará el viernes 20 de este mes, fue formulada por el ex alcalde y sus funcionarios “y ya todos sabemos dónde están”. Esto no es cierto, los cargos que se formularon contra el actual alcalde y la ex alcaldesa nacen en un informe elaborado por la Oficina de Control Interno de la propia comuna provincial del santa, que el hecho que las conclusiones de ese informe hayan llegado a manos del ex alcalde Luis Arroyo no quiere decir que no tenga por qué ocultarlas al Ministerio Público. Por el contrario, esa era su obligación y en realidad el ex burgomaestre ni sus funcionarios denunciaron al ex alcalde, fue la oficina de control, por ello es que en el juicio oral los representantes del Ministerio de Vivienda no han podido desvirtuar los cargos porque siempre señalaron que la legalidad de las transferencias efectuadas por el alcalde y la ex alcaldesa en su primera gestión, para tomar recursos de saneamiento y derivarlos a urbanismo, solo la puede determinar el órgano de control. Más claro ni el agua, no se pueden confundir papas con camotes.
DELICADO
Lo que ha ocurrido con el ex ejecutor coactivo Adolfo Varas Vásquez, quien fue trasladado al penal en la víspera del día de la Madre, es bastante riesgoso y delicado. Ello porque el otrora funcionario edil presenta males de origen emotivo, patologías que suelen agravarse en la medida que sufre de impresiones fuertes, por ello es que al ser recluido en el penal de Cambio Puente el pasado sábado 07 de los corrientes le generó un cuadro de cardiopatía que puso en serio peligro su vida. Los propios encargados del tópico del Penal reaccionaron rápidamente para solicitar a la dirección que lo lleven a un hospital porque presentaba un cuadro que requería un tratamiento especializado con máquinas de monitoreo cardíaco y del nivel de presión. Por ello lo llevaron al hospital La Caleta y ante la carencia de especialistas en ese nosocomio fue nuevamente derivado a la clínica local en donde permanecía desde que fue detenido el pasado 06 de marzo. Hasta donde teníamos conocimiento, los médicos que auscultaron al ex funcionario edil en la clínica habían señalado que debería permanecer internado por las consecuencias que podría generar su internamiento, empero, el INPE bajo su responsabilidad decidió trasladarlo al penal pensando que no pasaría nada y la cosa pudo ser fatal. Tendrán que evaluar bien este caso porque existen personas que no asimilan con la misma energía una inminente reclusión y cuando presentan cuadros clínicos delicados se descompensan rápidamente.
AL REVES
Ahora resulta que los servidores de las entidades regionales son los que deben decidir sobre los nombramientos y rotaciones al interior de estas dependencias. Por lo menos esta es la impresión que han dejado los trabajadores de la Dirección Regional de la Producción que anteayer martes decidieron dejar de trabajar porque el nuevo Director había dispuesto cambios con los cuales no estaban de acuerdo (¿?). Cuando nuestro reportero llegó a esta dependencia ningún trabajador quiso declarar o explicar la naturaleza de su paralización, solo se dedicaban a leer periódicos, caminar por los pasillos, descansar sin zapatos y nadie tomaba la palabra, decían que su representante no estaba y el vocero era tal o cual trabajador, cuando llegábamos a éste también sacaba cuerpo y daba otro nombre. En fin, una absoluta falta de testosterona y solo confirmaban los desmerecimientos que hizo el Director Ricardo Takamura descalificando el accionar de los servidores. Nos imaginamos que no pretenderán que no se les descuente por esta protesta sin sentido alguno.