Editorial

::: PASQUINES INFORMÁTICOS :::

Durante la edad media, cuando alguien quería insultar o desprestigiar a una persona y no tenía la valentía  suficiente para hacerlo en forma presencial, entonces cogía un papel y escribía ahí todos los agravios que acudían a su mente. Luego pegaba este papel en la puerta de una iglesia para que todo el mundo lo leyera y de esa manera se daba el gusto de dañar una honra o cobrarse una venganza. Como es de suponer, el papel jamás llevaba la firma del autor o en todo caso éste utilizaba un nombre falso.

Esta inmunda manera de “tirar barro con ventilador” escondiéndose en el anonimato o utilizando una falsa identidad, ha pasado a la historia con la triste y ominosa denominación de pasquín o panfleto. Tanto como una perversa expresión de bajeza y cobardía, los pasquines se han encargado a través de los años de manchar honras, destruir prestigios personales y hasta poner en peligro un organismo de gobierno. Se afirma que cierta vez el gran Isaac Newton, el inmortal descubridor de la ley de gravedad universal, también fue víctima de un pasquín.

Pero a pesar del tiempo transcurrido, los pasquines no han pasado de moda. Por el contrario, esta mala costumbre de difamar a la gente se mantiene vivita y coleando. Durante el gobierno de César Álvarez los pasquines o libelos eran casi permanentes para insultar y difamar a sus enemigos.

Como todas las cosas de este mundo, el pasquín ha evolucionado y sigue haciendo de las suyas, como una especie de pan de cada día, a través de las redes sociales. Estamos en la era de los pasquines informáticos.

A diferencia de los pasquines medievales, el efecto y la implicancia de los pasquines informáticos va mucho más allá. A través de memes, correos y demás formas de difusión, no solo se utilizan para acechar a menores de edad, vaciar cuentas bancarias y chantajear a empresarios. Últimamente los pasquines informáticos se han puesto en boga para “traerse abajo” a cualquier rival político vinculado con el actual proceso electoral.

Hace dos días, la red social Facebook, un gigante de la informática cuya sede se encuentra en el estado de California en Estados Unidos, puso al descubierto la existencia de una organización dedicada a elaborar y difundir pasquines informáticos en el ámbito de la región Ancash. La misma empresa ha dado a conocer que este organización disponía de sesenta cuentas troll (falsas), doce páginas de “noticias”, cinco grupos y tres cuentas de instagram, las mismas que por supuesto acaban de ser eliminadas. A través de estas plataformas, personas inescrupulosas se habían dedicado a tiempo completo a procesar y distribuir textos e imágenes difamatorios en agravio de personas públicas y políticos de la región Ancash.

En un comunicado hecho público hace unos días, la empresa Facebook expresa que, a pesar que las personas implicadas en este delito informático intentaron ocultar su identidad, “nuestra investigación encontró vínculos con una organización de marketing en Ancash identificada como Marketing Político Elohim. Es de suponer que esta organización delictiva tendrá que responder de sus actos ante las autoridades correspondientes.

El delito informático ya se encuentra debidamente tipificado y los encargados de investigarlo y sancionarlo son la policía nacional y la Fiscalía de Prevención del Delito, a través de sus respectivas dependencias y personal especializado.

Es posible que el dinero robado de una cuenta bancaria se pueda recuperar, pero la honra de una persona que ha sido manchada a través de un pasquín informático, es algo difícil de reivindicar. La única forma de aliviar en algo este irreparable daño es aplicando una sanción ejemplar a sus autores.