Editorial

::: TAPANDO EL HUECO :::

Si realmente existiera un compromiso por lo menos tácito y de fiel cumplimiento, acompañado de una indispensable capacidad de gestión por parte de las personas que administran el ordenamiento urbano de Chimbote, muchos de los problemas crónicos que  torturan a nuestra ciudad a estas alturas ya serían cosa del pasado. Pero si estos problemas no solamente se mantienen sino también se agudizan conformen pasan los años, quiere decir no existe ni compromiso ni capacidad.

Decimos esto porque a comienzos de la presente semana, personal de la Municipalidad Provincial del Santa dedicó todo un día a erradicar gran cantidad basura, incluyendo animales muertos, que más de los días algunos pobladores arrojan a los drenes que  evacúan el agua de regadío proveniente de la zona agrícola La Campiña.

Este mal comportamiento, que se remonta a tiempos inmemoriales, provoca constantes inundaciones en diversos puntos de la ciudad. Solo para citar un ejemplo, basta mencionar el daño que a cada momento ocasionan las aguas a la institución educativa José Olaya y a la posta de salud del pueblo joven Miraflores Alto.

Cabe precisar que la solución del problema no consiste en retirar la basura, cuya responsabilidad, para que quede claro, tampoco recae en la comuna provincial sino en la Junta de Regantes de la Campiña; no entendiéndose por qué la municipalidad  tiene que hacer las veces de buen samaritano. Por lo demás, como podemos ver, más es el tiempo que emplean los servidores municipales en retirar la basura de los drenes que el que tardan los pobladores en volver a obstruirlos.

Como dice la letra de un popular ritmo salsero, la solución no está en tapar y destapar el hueco, sino en eliminarlo para siempre. Limpiar los drenes por unas cuantas horas es como tomar un analgésico que alivia el dolor de cabeza por un momento, pero que no pone punto final al derrame cerebral que nos atormenta hace muchísimos años.

Recogiendo la palabra de personas que conocen la causa y efectos de esta insostenible situación, ya lo hemos dicho en esta misma sección: hay que curar por lo sano. En los archivos de la comuna provincial, donde cualquier cosa puede suceder, hace varios años que está empolvándose un estudio técnico con la propuesta, muy bien fundamentada, para ejecutar el proyecto denominado dren Los Patos.

La propuesta consiste en captar las aguas de regadío de La Campiña a la altura del kilómetro 4.5 de la ex línea del ferrocarril y evacuarlas directamente al río Lacramarca. Ningún dren ya no tendría por qué discurran en medio de la ciudad. De esta manera se estaría dando solución a un grave malestar urbano sin que eso signifique perjudicar la actividad agrícola. No hace falta ser expertos en hidráulica o en irrigaciones para concluir que ésa es la solución definitiva.

La pregunta que se cae de madura es ¿Por qué entonces no se construye el dren Los Patos?. Financiamiento existe, pues año a año la Municipalidad recibe en sus cuentas dinero para obras-infraestructura.

Pero, claro, tomar una decisión de esta magnitud requiere, como dirían nuestros abuelos, que quienes gobiernan la ciudad tengan los pantalones bien puestos. Por lo demás, los trámites de acondicionamiento y ordenamiento urbano, son ahora más expeditivos que antes.

Para ello, tanto como un compromiso de fiel cumplimiento y capacidad de gestión, también se requiere una enorme dosis de identificación con Chimbote.  No tenemos porqué pasarnos  toda la vida tapando y destapando el hueco.