En lo que a minería se refiere, los números siguen siendo provechosos para Ancash. Tan solo en los primeros cuatro meses del presente año, la región ha recibido 238 millones de soles por concepto de canon minero. No obstante, vemos con total frustración que este cuantioso aporte económico sigue lejos de reflejarse en obras y servicios que eleven la calidad de vida de la población, como es el objetivo fundamental de la referida contribución.
Basándonos en esta proyección, y conforme lo dijimos hace unos días en este mismo espacio de opinión, todo indica que durante el presente año Ancash recibirá un canon minero estimado en alrededor de ochocientos millones de soles, mayor al que esperan recibir otras regiones tradicionalmente mineras del país.
Pero hay algo más para sentirnos contentos. En lo que va de transcurrido el presente año, la producción de cobre en Ancash se mantiene a la cabeza de la producción nacional con el 21.2% de participación. Nunca antes la región ha alcanzado esta cifra tan significativa, a tal punto que ha despertado natural expectativa. Desde mediados del año pasado, tanto la demanda como el precio de este metal se mantienen en alza en el mercado internacional.
De otro lado, cabe destacar que en este mismo periodo la actividad minera de la región Ancash ha atraído un importante flujo de nuevas inversiones, las mismas que ascienden 135 millones de dólares y que a su vez representan el 10.4% de la inversión nacional en este rubro.
Por si fuera poco, en este momento la actividad minera de Ancash da ocupación directa a 28,729 trabajadores que elevan en forma sostenida la demanda interna de la región y por consiguiente la capacidad de consumo de la población.
Sin embargo, no está demás recordar que la ley del canon minero consagra el derecho de las poblaciones vinculadas con la actividad minera a beneficiarse con la ejecución de proyectos y la implementación de servicios básicos, en ambos casos orientados a elevar la calidad de vida y brindar mejores oportunidades de desarrollo humano.
Los directos responsables de cumplir y hacer cumplir este objetivo son el gobierno regional y las municipalidades, ¿cómo? administrando correctamente los recursos del canon. Pero según se puede observar en el terreno de los hechos, esta administración deja mucho qué desear.
En los centros poblados que circundan los yacimientos mineros, la gente todavía “hace” sus necesidades en el campo y se abastece con el agua que recoge del río o las acequias. Tampoco cuenta con postas de salud y aún continúa soñando con buenos locales escolares. Es justamente en estas poblaciones, azotadas por una severa desnutrición crónica, donde cuatro de cada diez niños menores de cinco años padece de anemia.
Tal como están las cosas, cualquiera diría que esta situación no es motivo de preocupación para los gobiernos regionales y las municipalidades. Si así fuera, otra sería la situación de estas poblaciones. Dinero hay, pero es evidente que está muy mal administrado.
Sin embargo, algunos ex gobernadores regionales, como Gregorio Santos de Cajamarca y César Álvarez Aguilar de Ancash, han pasado al recuerdo por haber promovido grandes movilizaciones, ya sea en contra de la actividad minera o para solicitar al gobierno central un “adelanto” del canon del año siguiente.
Hasta el día de hoy, ningún gobierno regional ha cumplido con rendir cuenta en forma detallada de la forma en que han utilizado el millonario canon minero. Mejor dicho, nadie sabe a ciencia cierta quién o quienes se quedan con la mejor parte de la torta.