Nuevamente, una maratónica audiencia realizada en el Primer Juzgado Penal Nacional que despacha el Juez Richard Concepción Carhuancho, sirvió para que el magistrado tome la decisión de disponer la prisión preventiva por 18 meses del ex Presidente Regional César Álvarez Aguilar, el ex Policía Ricardo Patiño Marmanillo y el sicario juvenil Christian Crúzate Pereda, esta vez en el marco del juicio que se ha iniciado por el alevoso crimen de Hilda Saldarriaga Bracamonte, la otrora testigo clave del primer atentado criminal contra el ex consejero regional Ezequiel Nolasco Campos.
Se trata de la tercera medida restrictiva similar que recibe el ex titular de Áncash quien se encuentra confinado en el Penal de “Piedras Gordas”, se suma a las órdenes de prisión que ha recibido en los casos conocidos como “La Centralita” y por el crimen del consejero regional Ezequiel Nolasco Campos.
Seguramente que muchos ya se habían olvidado del caso de Hilda Saldarriaga, a quien en medios policiales conocían como “La Mamma”, una mujer que proporcionó las pistas contundentes de la manera como se perpetró el atentado criminal en la vivienda de Ezequiel Nolasco Campos allá por el 20 de Julio del año 2010, hace ya seis años atrás, cuando sicarios contratados por la mafia regional hirieron al rival político de César Álvarez y asesinaron a su hijo político Roberto Torres Blas.
Fueron tiempos de violencia política, aquella que asumió los rasgos de una mafia que estaba en capacidad de poder dominar las instituciones y como tal pudo conseguir que se desvirtuaran y archivaran las denuncias contra sus principales mentores, una de las cuales fue aquel primer atentado a la vivienda de Ezequiel Nolasco y luego el alevoso y cobarde crimen de Hilda Saldarriaga.
Y es que la mujer fue detenida apenas unas semanas después del ataque a la vivienda de Nolasco, por acciones de Inteligencia la Policía llegó a conocer quienes estuvieron detrás de este hecho criminal y atrapó a la propietaria del inmueble en donde los asesinos habían concertado y planificado el atentado.
Frente al Fiscal Provincial, delante del Jefe de la División Policial de entonces, con su hijo cargado en brazos, Hilda Saldarriaga reveló con lujos de detalles como se organizó el atentado, como se financió, cuáles fueron los movimientos de los sicarios, quienes se reunieron en su vivienda, en otras palabras, atemorizada por los hechos en los que la involucró su conviviente Orlando Ordinola Muñoz “Nayo”, la mujer se convirtió en a “testigo clave” de este atentado.
Sin embargo, a pesar que los chimbotanos vieron esas imágenes y se propalaron por todos los medios de comunicación, sorpresivamente el Ministerio Público y el Poder Judicial de Chimbote no actuaron con la solvencia moral que se espera de quienes administran justicia, por el contrario, se hicieron de la vista gorda con muchas pruebas, se saltaron la valla de las medidas coercitivas y dieron lugar a que un desesperado hombre, como Ezequiel Nolasco, aun con las huellas de las balas que recibió en el atentado, tenga que estar encadenándose en los predios judiciales en busca de justicia.
Lo demás es historia conocida, las publicaciones solitarias de los medios de comunicación de la localidad no sirvieron para que las autoridades judiciales se solidaricen con una justa causa y al final solo uno de los muchos involucrados fue inicialmente condenado, mientras que, tras la caída de la mafia regional, se pudo sumar a otros dos, uno de los cuales es el conocido delincuente Rubén Moreno Olivos (a) “Goro”.
Sin embargo, en el ínterin de este proceso, cuando deberían compulsarse las pruebas, cuando se requería el testimonio de la mujer que permitió bajar ese manto misterioso que envolvía inicialmente el atentado en la vivienda de Ezequiel Nolasco, sorpresivamente fue asesinada en el interior de su humilde morada, en la misma que unos años antes recibió a los asesinos que quisieron matar al ex consejero regional.
No había necesidad de ser juez o fiscal para deducir que los asesinos eran los mismos que planificaron y ejecutaron el atentado en la casa de Nolasco, eso hasta un niño de nueve años lo puede colegir, sin embargo, pese a ello las autoridades locales se resistieron a investigar con transparencia y probidad, razón por la cual el caso debió remitirse a la Fiscalía de crimen organizado de Lima, lejos del escenario cargado de impunidad en la época de la red criminal.
Por ello es que ahora hemos advertido que muchos calculamos mal, pensamos de primera intención que Hilda Saldarriaga fue asesinada para que no pueda prestar su testimonio en el juicio oral que se debería iniciar unos meses después en contra de aquellos que ella sindicó cuando fue aprehendida un mes después del atentado.
Ahora la investigación ha podido establecer que el crimen obedecía a la necesidad de acallar a la mujer para que no pudiera pasar una prueba pericial fonética que se había ordenado en el marco de la investigación que se realizaba respecto a los audios que se difundieron en aquella época y en los cuales se le escuchaba hablando por teléfono con enviados de los promotores del atentado para guardar silencio a cambio de una suma de dinero.
Esa prueba sería contundente para los fines de la investigación, por ello la asesinaron y la nueva pesquisa ha podido establecer que esas llamadas y las exigencias de dinero que hacía Hilda Saldarriaga para guardar silencio, las cuales tenían connotaciones extorsivas, fueron indicadas y dirigidas por una abogada que por entonces la patrocinaba y quien se había vendido a la mafia para proceder de esta manera y con esas imágenes desacreditar a la llamada “testigo clave” a efectos de desvirtuar su testimonio inicial.
Todo ello se encuentra en la carpeta que ha elaborado la Fiscalía de crimen Organizado y que ha servido para que el Juez Richard Concepción Carhuancho descarte los trillados alegatos de los detenidos en el sentido que se trata de una persecución de tipo político. Es evidente que esas son solo coartadas, lo cierto es que en el caso de Hilda Saldarriaga se está buscando justicia y todo indica que la pesquisa nacional ha dado sus primeros frutos. Esperemos que consoliden los cargos y se sancione a quienes hicieron del crimen una herramienta para encubrir toda una maquinaria de corrupción.