Editorial

Editorial: ::: EMERGENCIA SANITARIA :::

Un grupo de agricultores del valle de Tamborreal, en el distrito de Santa, no pudo ser más expresivo para exponer su queja y protesta que mostrando unas ratas que habían cazado en sus cultivos y con las cuales denunciaban la existencia de una plaga de roedores que está poniendo en peligro sus cultivos.

Esto ocurrió la semana pasada en la Plaza de Armas cuando la habitual calma de los hombres de prensa y los usuarios de los servicios de la comuna provincial del Santa se vieron sobresaltados con la presencia de estos hombres de campo que, de manera desesperada, querían difundir sus quejas.

Señalaron que en ese sector eminentemente agrícola habían sido invadidos por una plaga de ratas que estaba destruyendo sus cultivos, que muerden y se comen los tubérculos, las frutas, el maíz y todos los productos de pan llevar que se dedican a cultivar y que son los que llegan a los mercados de la provincia.

Esto es sumamente preocupante en la medida que los agricultores están tratando de salvar sus cosechas y recuperar los productos que llegan a ser afectados por los roedores, los lavan y los limpian para poder comercializarlos en los mercados, con todo el peligro que ello representa para los consumidores.

Lamentablemente, los agricultores señalaron que están virtualmente abandonados en este tema, han solicitado ayuda a las autoridades del sector, a los funcionarios de las áreas de salud y agrarias del distrito pero nadie los ha querido escuchar, por ello es que se decidieron viajar a Chimbote para tocar las puertas de la autoridad municipal y los escuche.

Y no pudieron ser más directos y contundentes al mostrar a estos destructivos y perniciosos animales que apenas les colocaban las corontas de choclos los devoraban en cuestión de minutos, tal y como lo hacían en sus chacras.

La desesperación de esta gente había llegado a tales extremos en razón que la presencia de estos animales no es ajena a las parcelas de cultivos, empero, los agricultores suelen enfrentarlas con las herramientas que tienen a la mano, con trampas, con veneno que colocan en sebos especialmente preparados para ellos, empero, la población de roedores ha llegado en esta oportunidad a niveles tan impresionantes que sus acciones ya resultan infructuosas.

No solo las trampas son inútiles, sino que los animales han advertido que el veneno que colocan es perjudicial para ellos y ya no lo comen, los sortean y de esta manera se han multiplicado a niveles que ya son intolerables.

Por ello es que se decidieron llegar a Chimbote y encontraron la inmediata respuesta del alcalde Julio Cortez Rojas, quien es consciente del peligro que representa una plaga de estos animales, no solo por la destrucción de los cultivos y la contaminación de sus productos, sino porque la presencia masiva de ratas es sinónimo de males epidémicos como la peste bubónica que se genera en la pulga de la rata.

Esto último si es preocupante, lamentablemente Chimbote ha sido depositario de males que tienen que ver con la falta de higiene, como el cólera que se propagó de manera masiva por la llegada sorpresiva del virus con alguna persona portadora y que se diseminó porque hasta entonces no existían hábitos de higiene alimenticia que predominen en la población, especialmente el lavado de las manos antes de comer y de realizar cualquier actividad que es la herramienta eficaz frente a estos males.

De la misma manera, la sobrepoblación de ratas es un serio peligro, así lo ha entendido el Municipio Provincial y el SENASA, que es el organismo agrario que tiene que ver con estos temas, quienes han iniciado ya una campaña de desratización en la zona agrícola de tamborreal para eliminar a los roedores de manera masiva.

No se trata solo de colocar sebos con veneno, por el contrario, es un trabajo profesional planificado por ingenieros agrónomos y especialistas que utilizan no solo productos efectivos sino estrategias que superan las habilidades de estos horripilantes animales, lo cual obviamente tiene un costo que no puede ser asumido por los hombres de campo y es por ello que se requiere la necesaria intervención de las autoridades como los Municipios que cuentan con áreas especializadas para esta clase de actividades.

Esperemos que los resultados de esta campaña que se ha iniciado en Tamborreal rinda los frutos esperados, que la eliminación de los animales muertos se haga con los mecanismos adecuados porque serán miles de animales los que deberán ser incinerados, de tal suerte que la jornada resulte redonda, que el éxito esté asegurado y que no solo los productos de los hombres de campo estén a buen recaudo sino, esencialmente la salud de esos pobladores que está expuesta a enfermedades que son letales.

Ello porque en nuestra provincia tenemos penosas experiencias en lo que se refiere a fumigaciones y desratizaciones, basta remontarnos a los primeros meses de este año cuando los pobladores de las partes altas de la sierra de Pallasca clamaban por ayuda por la aparición de la UTA y las autoridades sanitarias del gobierno regional no fueron capaces de reaccionar con diligencia para fumigar, al extremo que permitieron que el mal avance de manera preocupante y nociva para los pobladores.

Para irnos un poco más atrás, no podemos obviar la famosa fumigación y desratización que se hizo en la gestión del ex presidente regional César Álvarez Aguilar, la misma que solo sirvió como pretexto para esquilmar los recursos públicos de la Región, la cual se utilizó para montar una fraudulenta licitación que permitió que empresarios avisados se llenen los bolsillos sin realizar el trabajo para el que se les pagó, solo hicieron trabajos aislados y se llevaron nada menos que tres millones de soles, por ello son ahora juzgados.

Lo que se tiene que destacar es la inmediata reacción de las autoridades, han convenido que en Tamborreal existe una emergencia sanitaria, se presentó un problema que es delicado por la invasión de ratas y frente al cual se tiene que hacer todo el esfuerzo posible para erradicarlo. Esperemos que en unos días  mas los agricultores den cuenta que la situación se ha superado en la zona agrícola.