En el 28° aniversario de Nuevo Chimbote:
Tanto y quizá más que las expectativas protocolares por la celebración del 28° aniversario de la creación política de Nuevo Chimbote, todo parece indicar que, justamente en esta fecha de tanta significación, la preocupación número uno de los habitantes de este distrito esté centrada en el tema de la seguridad ciudadana, cuyas repercusiones ya ha alcanzado niveles de alarma. Y no es para menos.
Desde hace ya buen tiempo y cada vez con mayor peligrosidad, los sectores tanto urbanos como marginales de este distrito se han convertido en escenario de una creciente ola de hechos delincuenciales. Desde asesinatos a sangre fría, hasta asaltos a mano armada y robos en todas sus modalidades, son hechos que han pasado a formar parte de una alarmante rutina cotidiana.
El incremento de estos casos ha llegado a tal extremo que, a todo lo largo y ancho de Nuevo Chimbote, en este momento las familias ya no se sienten seguras ni dentro ni fuera de sus propios domicilios. El peligro está latente en todo lugar y a cualquier hora del día. Hasta por arrebatar un celular, los delincuentes no tienen el más mínimo reparo en disparar a sus víctimas, así éstas sean indefensos ancianos o menores de edad.
Sin embargo frente a la creciente ola delictiva, las acciones policiales y de seguridad ciudadana lamentablemente dejan mucho qué desear. Desde todo punto de vista es insólito, por decir lo menos, que para brindar protección y seguridad a una población que se estima en más de 200 mil habitantes, solo existan dos únicas comisarías; las de Buenos Aires y Villa María. Más aún cuando el caso de esta última resulta patético al haberse hecho público que actualmente dispone de una sola camioneta para cumplir su recargada labor. Increíble pero cierto.
Como una muestra de la impotencia que se ha apoderado de la ciudadanía, son frecuentes los reclamos y numerosas las marchas de protesta que últimamente vienen realizando diversos sectores del distrito, aunque sin haber obtenido hasta el momento ninguna respuesta por parte de las autoridades. Hace 28 años, cuando se creó el distrito, ya existían las comisarías de Buenos Aires y Villa María, lo que significa que en todo este tiempo las acciones policiales y de seguridad ciudadana no van a la par con el crecimiento de la población y menos con el aumento de la delincuencia. Cada vez que estos reclamos han llegado a oídos de quienes tienen la solución en sus manos, solo se ha podido escuchar promesas y nada más que eso.
A no dudarlo otro de los temas que en estos días ocupan la atención de Nuevo Chimbote es el proceso de titulación de los asentamientos humanos instalados en el extremo sur del distrito. Se calcula en aproximadamente 200 mil el número de habitantes que residen en ese sector, quienes durante más de diez años no pueden acceder a los servicios básicos de luz, agua y desagüe precisamente debido a la falta de los títulos de propiedad.
Como se sabe, en medio de accidentadas marchas y contramarchas este proceso viene siendo ejecutado en paralelo por la Municipalidad Provincial del Santa y COFOPRI, que dejando definitivamente atrás toda controversia, hagan realidad el sueño de la casa propia a esta numerosa población. Más allá de un simple trámite administrativo, se trataría de un acto de justicia social.
Solo para tener una idea de los graves problemas que enfrentan a diario estas familias, basta citar el caso de los pozos sépticos. Inicialmente las familias construían esta rústica instalación en el interior de sus propios domicilios. Pero conforme los pozos han ido colapsando, ha llegado un momento en que al interior de las viviendas ya no queda espacio disponible para habilitar un pozo más. Esto ha obligado a muchas familias a construir estas instalaciones en la parte exterior de sus viviendas, es decir en pena vía pública. La seguridad de los transeúntes y la amenaza de una epidemia, es algo que las autoridades deberían tener muy en cuenta.
Al conmemorarse hoy el 28° aniversario de la creación de Nuevo Chimbote, sería realmente oportuno que en el marco de las actividades celebratorias, las autoridades distritales y aquellas que tengan que ver con la solución de estos problemas hagan alguna mención referencial. El reclamo de la población de ninguna manera podría aguar la fiesta, pero no por eso debe caer en el abismo de la indiferencia.