Piqueos Urbanos:
Por: Estuardo Díaz Delgado *
El año 2004 durante mi gestión como Alcalde Provincial, el Obispo Ángel Francisco Simón Piorno ocupó la titularidad de la Diócesis de Chimbote, remplazando al Obispo Luis Bambarén quien por razones de edad había renunciado. Tuvo la gentileza de visitarme y presentar sus saludos en tanto era la autoridad elegida por votación popular y representaba a la provincia más importante y poblada de su jurisdicción. Me explicó que quería actuar como pastor de su Diócesis, pero así mismo colaborar con la Municipalidad sobre todo en temas sociales. Me habló que no deseaba ser una autoridad política, como muchos podrían pensarlo. Hablamos en esta primera reunión de temas comunes, su origen español, pero de su larga permanencia en el Perú donde había desarrollado casi toda su carrera sacerdotal y sus primeros años de obispo. Hubo una buena química y nos convertimos en amigos con una amistad consolidada que dura hasta ahora.
Ahora a mi amigo el Obispo Ángel Francisco le toca retirarse de la Diócesis chimbotana porque el Papa ha aceptado su renuncia que por razones de edad presentó de acuerdo con la ley Canónica y deja la Sede después de 18 años como nuestro pastor y 31 años de Obispo. Pasa al retiro, pero seguirá trabajando por los desvalidos de su iglesia que es la iglesia de todos. Lo extrañaremos sin duda. Lo reemplazará como Obispo de la Diócesis de Chimbote, el sacerdote Ángel Ernesto Zapata Bances, quien será ordenado Obispo el día 16 de julio y tomará posesión canónica de la Sede Episcopal y Ángel Francisco pasará al retiro
Trabajamos juntos en varios sectores, pero en algo que comenzamos a trabajar inmediatamente fue el denominado Plan Verde, proyecto que fue creado para arborizar todo Chimbote y recuperar las áreas verdes perdidas de nuestra ciudad con la participación de la población. La propuesta era plantar un millón de árboles, según un cronograma que implicaba un trabajo permanente de sembrío, riego y mantenimiento, en un suelo muy difícil y con una población no acostumbrada a estas lides. Monseñor Simón Piorno fue elegido Presidente Honorario del Plan y bajo su liderazgo convencía los padres de familia, sacaba a escolares a plantar, buscaba siempre almácigos para sembrar y conseguía dinero cuando éste faltaba.
Se partía del principio que sembrar árboles es ayudar a la vida y luchar contra el deterioro ambiental, mucho más en una ciudad como Chimbote donde la polución es muy alta. Decíamos que existen poblaciones en las cuales familias siembran árboles para recordar el nacimiento de un hijo, una boda, un deceso, que promociones siembran árboles para recordar su paso por la escuela o por la universidad, así mismo se siembran árboles recordando fechas históricas de su pueblo, provincia o país y cuando se quiere rendir homenaje a un héroe o a un personaje ilustre se siembra un bosque que lleve su nombre. Ese era el espíritu del Plan Verde y todos compartíamos este sentimiento.
Cumpliéndose el 2006 el centenario de la creación política de Chimbote, decidimos sembrar un árbol en un lugar preferencial de nuestra ciudad al cual le llamaríamos el “Árbol del Centenario de Chimbote” para recordar que teníamos más de un siglo de vida como población urbana, que teníamos una historia y que tenemos un futuro muy promisor y este árbol nos lo recordaría cada vez que lo visitáramos. Sembramos dicho árbol en la Alameda Pardo, en la esperanza que lo veríamos crecer en el mismo sitio, pero no fue así. Cuando la gestión de la Señora Victoria Espinoza decidió construir la Plaza de las Banderas, frente a la Plaza de Armas, también se decidió tumbar dicho Árbol del Centenario, pero chimbotanos orgullosos de su ciudad y sus símbolos decidieron plantearlo en otro lugar y allí se mantiene hasta ahora, frondoso y de una altura considerable.
Cuando entregué el cargo de Alcalde a mi sucesor el señor Guzmán Aguirre, en el informe de la Comisión de transferencia se señaló que una de las mejores acciones planteadas e iniciadas por la gestión saliente era la implementación del Plan Verde reconociendo la participación del Obispo Simón Piorno; y cuando el nuevo Alcalde, en su discurso de juramentación, señaló que impulsaría este plan hasta llegar a plantar el millón de árboles propuestos nos alegramos mucho. Desconozco hasta ahora las razones por las cuales no se continuó con lo programado en dicho plan.
Sigo creyendo que arborizar Chimbote y recuperar sus áreas verdes perdidas sigue teniendo vigencia y ante el agravamiento del fenómeno del cambio climático a nivel mundial es ahora más urgente que nunca.
He hecho todo este relato, pues considero que la participación de Monseñor Simón Piorno fue decisiva en iniciar y llevar adelante este Plan Verde el cual debe continuar; y tengo la esperanza que algún bosque o alameda que se arborice lleve el nombre de este querido Obispo que supo ser un gran pastor de su feligresía, entendió la mentalidad de los habitantes de Chimbote, supo quererlos y amarlos siguiendo los Evangelios de Cristo.
Hasta siempre Monseñor.
*Ex – Alcalde Provincial