Como es de amplio dominio público, el gobernador regional de Ancash Henry Borja Cruzado y el médico Benjamín Paredes Ayala, hasta hace unos días director del hospital regional “Eleazar Guzmán Barrón”, se encuentran comprendidos en una investigación fiscal por supuestamente pertenecer a una organización criminal. Es más, recientemente la labor de éste último ha sido objeto de graves cuestionamientos por parte del cuerpo médico y trabajadores de dicho nosocomio, que han dado lugar a sucesivas manifestaciones de protesta.
Aún así, y cuando faltan apenas 25 días para que ambos personajes dejen de pertenecer a la burocracia dorada del gobierno regional, el gobernador Henry Borja Cruzado ha promovido al médico Benjamín Paredes Ayala al encumbrado cargo de Director Regional de Salud. Premio al compadrazgo.
A todo lo largo de esta gestión regional que está en vísperas de concluir, ha sido precisamente el sector salud el que se ha mantenido en el ojo de la tormenta. No solo el hospital regional de Chimbote sino por lo general todos los centros hospitalarios y demás dependencias del servicio de salud, vienen adoleciendo de los mismos achaques. Como muy pocas veces se ha visto en esta parte del país, ha sido durante los cuatro últimos años que los establecimientos de salud de Ancash, valga la redundancia, se encuentran en pésimo estado de salud. Todos ellos están mal administrados y, lo que es peor, son incapaces de garantizar a la población un servicio de salud medianamente satisfactorio
El diagnóstico de este padecimiento también es el mismo: nombramiento de directores foráneos sin la debida acreditación respaldada por la meritocracia. Asimismo, contratación de personal administrativo y asistencial bajo la misma modalidad. A ello se añade el sistemático incumplimiento de pagos, graves problemas de carácter administrativo y, por si fuera poco, desabastecimiento de medicinas. Esta no es otra cosa que el fiel reflejo de una crisis institucional, engendrada en las altas esferas del gobierno regional.
La causa de esta situación tampoco es un secreto para nadie. En los últimos cuatro años se ha instaurado en el sector salud de la región Ancash una camarilla de funcionarios golondrinos que maneja los hilos del sector a su libre albedrío. Este manejo amañado comienza con el nombramiento de directores y funcionarios de estrecha confianza, que también son foráneos. Sigue con el direccionamiento de todas las compras, incluyendo la contratación de todo tipo de servicio. Eh ahí la madre del cordero y prueba de ello es todo lo que viene sucediendo con el manejo de las redes de salud Norte y Sur.
Esta concentración de poder, que ya es inocultable, ha generado el descontento del cuerpo médicos y trabajadores en general, quienes ven, impotentes, cómo se malversan los presupuestos que envía el gobierno central y cómo la población tiene que pagar las consecuencias soportando más de los días la falta de un buen servicio de salud.
Si a pesar de todo, el gobernador Henry Borja ha nombrado como director regional de Salud a un funcionario seriamente cuestionado e investigado por la fiscalía, quiere decir que la escala de valores que utiliza el gobierno regional para nombrar a sus funcionarios de confianza, no es más que una pirámide invertida y una muestra del desgobierno regional que tenemos que soportar, al menos 25 días más.