Editorial

Editorial: ::: DESCARADO ACCIONAR :::

En un operativo conjunto entre la Policía Nacional y el INPE, la semana pasada se intervino a un recluso del Penal de Cambio Puente con un teléfono celular desde el cual salieron una serie de llamadas con las que estaban extorsionando a un empresario casmeño, quien ya había sido objeto de atentados contra su vivienda.

El Jefe de la División Policial de Chimbote, Coronel Miguel Acuña Gallo, dio a conocer los alcances de esta pesquisa realizada por agentes de la Unidad de Extorsiones de la Policía, quienes efectuaron un exhaustivo seguimiento hasta identificar que las llamadas extorsivas salían del recinto penitenciario.

Fue el empresario casmeño Frandi Egusquiza Gines quien denunció que era objeto de permanentes amenazas y hasta se habían concretado atentados contra su vivienda para obligarlo a que pague cupos de seguridad, razón por la cual la Policía intervino el teléfono del agraviado.

De esta manera y por intermedio de equipos de geolocalización los agentes confirmaron que las llamadas de los extorsionadores salían nada menos que del interior del Penal de Cambio Puente, a través de un celular que manejaba algún recluso que se dedica a estas actividades ilícitas.

Por ello es que planificaron un allanamiento sorpresivo consiguiendo decomisar equipos celulares a cinco reclusos, empero, en el celular del interno Anthony David Tarazona Soto (a) “Pico” se encontraron registradas las llamadas que hizo al empresario casmeño, estaban aun grabados los mensajes amenazantes que envió y hasta hallaron entre sus pertenencias una serie de manuscritos que son materia de análisis por los investigadores a efectos de determinar quienes son sus cómplices.

El sujeto es un recluso que ocupa el pabellón 2, se encuentra condenado a 8 años de prisión desde diciembre del año 2013 por delito de robo agravado, empero, ahora con esta intervención será denunciado y sentenciado también por delito de extorsión y contra la administración pública.

Lo que ha ocurrido en esta oportunidad es uno de los tantos hechos que se elucubran y planifican en el interior del penal de Cambio Puente, en donde la actividad delictiva se mantiene vigente a pesar que, se supone, que los reclusos deberían ser sometidos a un procedimiento de readaptación y rehabilitación para alejarse del delito, empero, ello no ocurre así.

Por el contrario, hay maleantes que no solo no escarmientan, sino que estando en el presidio encuentran las condiciones necesarias como para seguir delinquiendo, encuentran la manera de ingresar equipos celulares y chips que utilizan para extorsionar desde el mismo Penal.

Esto ha sido siempre una verdad de Perogrullo, se sabía que los maleantes siguen delinquiendo desde sus celdas, empero, las autoridades hacen poco para impedirlo, apenas si proceden a efectuar requisas para evitar que los reos cuenten con equipos de comunicación desde el interior, empero, eso es solo un paliativo.

Incluso, la corrupción imperante en todos los niveles permite que malos Policías o agentes penitenciarios se presten a esta práctica ilícita de permitir el ingreso de esta clase de equipos al interior del penal y de esta manera solo se promueve la actividad delictiva en gente que ya no cambia, que es imposible que se rehabilite porque ha hecho del delito un “modus vivendi”.

Por ello es que desde hace varios años se reclamó la instalación de equipos de bloqueo de señal de teléfonos celulares, un sistema que se aplica en muchos países, precisamente, para terminar con esta suerte de privilegios y argollas que se tejen en todo sitio, como que existen reclusos que cuentan con cárceles doradas y que hasta les permiten contar con televisores, computadoras y equipos de música.

Obviamente, un recluso que cuenta con estas gollerías también cuenta con equipos de celulares con los cuales se comunica con el exterior, de allí que esta corruptela solo promueve más delitos y los líderes de gavillas de extorsionadores mantienen esta actividad cuando han sido detenidos y encarcelados.

Lamentablemente, la instalación de estos equipos fue ofrecida por el Gobierno una y reiteradas veces pero no se cumple, inclusive, se cuenta con el antecedente de una aplicación de estos sistemas de seguridad en ciudades como Trujillo en donde un Congresista le demostró al Ministro que los equipos de bloqueadores de señal que había instalado no servían para nada porque lo estaba llamando desde el interior del Penal.

Ahora bien, en lo que se refiere al Penal de Chimbote, no solo el ex director de este establecimiento penitenciario sino el ex vice ministro del interior anunciaron en nuestra ciudad que los bloqueadores de señal de teléfonos celulares se instalarían el 31 de diciembre del año pasado, lo que es peor aún, anunció que además se instalaría un sistema especial de comunicación interna para los reclusos, quienes tendrían una clave solo para comunicarse con el número de sus familiares.

Sin embargo, ha pasado el tiempo y nada de ello se ha hecho realidad, estamos en el cuarto mes del año y los benditos bloqueadores no se instalan y por ello los reclusos más avezados hacen lo que la gana se les viene, siguen extorsionando y mantienen una red de cómplices en el exterior que son los que concretan los atentados o los cobros de los cupos según lo señale el extorsionador desde el presidio.

Esperemos que la Policía Nacional pueda seguir la huella de esta gavilla de delincuentes que atemoriza a los empresarios de nuestra jurisdicción, especialmente porque el recluso de Cambio Puente no es el único que concreta estos delitos, tiene cómplices en la calle que se constituyen en sus elementos operativos y forman parte importante en este engranaje delictivo que hay que desterrar.

Lo importante es que los funcionarios del Ministerio de Justicia, por intermedio de sus organismos adscritos en nuestra ciudad, entiendan de una buena vez que los bloqueadores de teléfonos son importantes y necesarios en el penal de Cambio Puente y que se debe concretar este proyecto anunciado con bombos y platillos el año pasado. De lo contrario, seguiremos en las mismas, con este descarado accionar de delincuentes que no tienen reparo alguno de seguir delinquiendo desde el mismísimo Penal.