Editorial

Editorial: ::: PENA INSUFICIENTE :::

Después de algunos meses de haberse entregado a las autoridades judiciales, la mujer que hace más de tres años elucubró el asesinato de su cuñado, un conocido comerciante de la vecina localidad de Casma y cuyos móviles, hasta donde se ha podido colegir, fueron la envidia y los agrios enfrentamientos familiares, ha sido condenada a 21 años y medio de cárcel que debe cumplir en el Penal de Cambio Puente.

Nos estamos refiriendo a Nery Ruiz Ávila, quien el año 2013 no vaciló en contratar a dos jóvenes sicarios a los cuales hizo traer desde la ciudad de Trujillo para que perpetraran el crimen de Alberto Cobeñas Sernaqué, el hermano de su esposo Raúl Cobeñas quien, al parecer, será incluido en posteriores investigaciones a decir de la defensa de los deudos.

Los hechos ocurrieron el 20 de mayo del año 2013, las noticias conmovieron a la apacible comunidad casmeña, pues la mañana de ese día culminaba sin mayor novedad en el mercado céntrico de la vecina provincia en donde Alberto Coveñas tiene un puesto en el que atiende junto a sus familiares.

Hasta allí llegaron dos jovenzuelos que sin mediar palabra alguna descerrajaron varios tiros contra el comerciante y emprendieron la huida ante el pánico de los transeúntes y comerciantes que gritaban para que alguien detenga a los dos asesinos que abordaron una moto lineal y trataron de desaparecer de la escena.

Sin embargo, en la medida que los asesinos eran jóvenes que no conocían la ciudad y cayeron del vehículo menor en el que fugaban, tomaron un camino equivocado, se metieron por un pasaje que no tenía salida y en su desesperación trataron de tomar otros rumbos encontrándose con una turba de enardecidos pobladores que armados de valor y pese a que los sujetos estaban armados, los aprehendieron y los entregaron a las autoridades policiales.

Esto permitió que los hechos se esclarezcan y deje ese molde criminal que caracteriza a los crímenes por encargo que generalmente quedan en la impunidad en la medida que los sicarios son sujetos fríos y calculadores que suelen hacer su trabajo y desaparecer de la escena del crimen, jamás revelan quienes los contrataron, solo reciben su dinero y se esfuman, por ello es que esta pusilánime modalidad delictiva no solo resulta efectiva sino que no da margen a que las autoridades policiales puedan hallar la pista que los conduzca a los autores intelectuales del asesinato.

Empero, en este caso los sicarios eran dos jovenzuelos que reclutaron en la localidad de “Tambo de Mora” en la ciudad de Trujillo, no tenían experiencia en esta clase de atentados y estaban haciendo sus pininos, pensaron que asesinando a una persona en un pueblito de Ancash no les sucedería nada y se ganaban no solo un dinero sino experiencia en una actividad que, infortunadamente, se ha vuelto una constante en esa ciudad.

Lo cierto es que tras la intervención de los vecinos y el arresto ciudadano que permitió la captura de los dos sicarios, solo bastaron unas horas para que la Policía de Casma pudiera esclarecer este alevoso crimen y sindicar a la cuñada del comerciante, Neri Ruiz Ávila, como la autora intelectual del hecho de sangre y pidió, sin éxito, que la Fiscalía solicite su detención para impedir su fuga.

Lamentablemente en aquella oportunidad no se actuó con la premura y diligencia que requieren estos casos y se permitió que la cuñada se fugue apenas conoció que los asesinos habían sido detenidos, y, es que era consciente que aquellos hablarían y la delatarían porque no tenían otra salida.

Solo así se pudo conocer que los asesinos habían llegado dos días antes del homicidio a la vecina provincia de Casma y se alojaron nada menos que en el domicilio de Nery Ruiz, ella los instruyó del trabajo que deberían realizar, los llevó hasta el lugar donde trabaja el cuñado para que lo puedan identificar y les señaló las principales calles del centro de Casma para los efectos de fugar.

Debido a que se trataba de elementos bisoños no cobraron mucho por el asesinato, hicieron su propio reglaje y en menos de 48 horas estaban listos para perpetrar el crimen, tal y como lo hicieron a plena luz del día, ni siquiera esperaron el amparo de la oscuridad, se atrevieron a perpetrar un miserable atentado a vista de medio mundo y por ello finalmente terminaron siendo capturados.

No había mucha vuelta que darle, ya se sabía que la cuñada fue la que urdió este crimen y cuando la Policía indagó por los móviles se encontró con un caso de terrible enfrentamiento familiar entre una mujer y la familia de su esposo ganada por la envida, por los recelos y los prejuicios de alguien que no toleraba que sus familiares tengan más éxitos en el trabajo, en la vida y hasta en la suerte.

En aquella oportunidad se dijo que el comerciante Alberto Cobeñas tuvo la dicha de ganarse un juego de la lotería electrónica y por ello recibió una fuerte cantidad de dinero que lo invirtió en mejorar su negocio y la calidad de vida de su familia, sin embargo, su asesina no compartía ese criterio, ella esperaba que su cuñado divida lo que había ganado con sus familiares y como no lo hizo de esa manera se ganó las antipatías y las adversidades de esta mujer que, en algún perfil psicológico, debieron detectarle que estaba cargada de odio al extremo que no vaciló en contratar a sicarios para asesinar a su pariente,

Hasta donde sabemos la mujer negó permanente la autoría intelectual del asesinato, sin embargo, las pruebas la delatan, la ciudad del comerciante asesinado ha señalado que una de las piezas fundamentales para obligar a la condenada a ponerse a derecho ante la justicia fue la decisión del Ministerio del Interior de incluirla en la lista de las delincuentes más buscadas del país y señalar el pago de una recompensa por información que permita su captura, eso solo hecho no le permitió mantenerse en la clandestinidad, y, no le quedó otro camino que entregarse a las autoridades.

El día de hoy viernes el Juzgado Penal Colegiado de la Corte Superior del Santa dará lectura al texto íntegro de la condena que le ha impuesto de 21 años y 6 meses de cárcel efectiva, una pena que siendo drástica resulta insuficiente para la forma fría y calculadora como ha actuado la acusada, cierto es que el hecho de entregarse la favorece pero ello no debe impedir advertir que estanos ante un crimen alevoso que debe ser castigado con todo el peso de la ley.