Editorial

Editoirial: ::: UN DESORDEN EVIDENTE :::

El mercado La Perla se ha convertido en una suerte de centro de expendio al por mayor y en donde se provisionan los comerciantes que se desplazan a los mercados de los diferentes sectores de Chimbote, tanto del cono norte como del cono sur.

Y es que en este centro de abastos se establecieron los comerciantes mayoristas que estaban instalados en los alrededores del mercado Progreso, de donde fueron desalojados por la ex alcaldesa Victoria Espinoza cuando, hace ya varios años, se decidió recuperar las calles de ese sector que estaba invadidas y tugurizadas por comerciantes que se establecieron de manera informal y se quedaron, para infortunio de la ciudad.

No se trataba de pequeños comerciantes, por el contrario, eran pequeños empresarios que tuvieron la suficiente capacidad económica como para adquirir terrenos de parceleros que los utilizaban para la agricultura y, justamente, ese fue un primer problema que debieron afrontar en la medida que el predio no estaba destinado para el comercio.

La propia ex alcaldesa trató de impedir que se establecieran en ese lugar porque la Municipalidad había reservado un terreno en el P.J., Dos de Mayo para que se reubiquen de manera voluntaria., empero, si bien la gran mayoría se dirigió a esa zona, un grupo decidió sentar sus bases en lo que hoy se conoce como Mercado La Perla.

Sin embargo, el éxito que tuvieron por la cercanía de este lugar que concentraba todos los rubros como para que las familias realicen su “parada” de la semana y encuentren todos los productos de pan llevar a precios módicos, lo encumbraron como el punto necesario de miles de amas de casa.

Lamentablemente ese raudo crecimiento lo colocó como un mercado sumamente desordenado, en el cual no se establecieron reglas para el tránsito de los vehículos, pues allí se puede ingresar con auto en la medida que las personas llegan a realizar compras de gran volumen y muchos transitan al ritmo de las visitas a cada puesto.

Por ello es que no extraña que la semana pasada se haya registrado un accidente de proporciones al interior del mencionado centro de abastos, un cuádruple choque que dejó a dos personas con heridas de consideración, quienes debieron ser atendidas por la unidad de emergencia del sereznago y trasladadas a un nosocomio.

Seguramente que muchos se preguntarán como es posible que se registre un accidente múltiple dentro de un centro de abastos en el que se supone que el transito es más pausado, sin embargo, ello es posible por el absoluto desorden que existe dentro del mercado.

Allí no existen señalizaciones, no existen reglas de tránsito, los choferes hacen lo que quieren y hasta imprimen velocidad porque no existe una dirigencia que se haya dado el trabajo de establecer las pautas necesarias dentro de los pasajes de su centro de abastos.

En el Mercado La Perla circulan hasta vehículos de servicio público, no solo taxis como alguien podría imaginarse, sino también vehículos de comités de transporte de pasajeros, microbuses que van avanzado a paso de tortuga a la espera que sus asientos se ocupen totalmente, por allí entra de todo, como diría un usuario.

Si existe esta clase de transporte es porque ha sido autorizado por la dirigencia, imaginamos para emular a los grandes centros de abastos que existen en la capital de la república, como la Minka en el Callao, sin embargo, la enorme diferencia que existe es que allí hay calles debidamente señalizadas y hasta semáforos que los choferes respetan de manera religiosa y por ello no hay accidentes.

Lamentablemente, nada de ello existe en el mercado La Perla pero aun así los dirigentes han permitido que el tráfico vehicular se incremente cada día más y eso no es malo, lo negativo es que no se haya ordenado debidamente, que no se hayan adoptado medidas para regular el paso de los conductores y ni siquiera se hayan señalado velocidades mínimas que siempre deben existir cuando se confunde a los vehículos con los transeúntes en un mismo lugar.

La presencia de vehículos no es el problema en el Mercado La Perla, en realidad las cosas se agudizaron cuando los dirigentes, por motivos que nadie entiende, decidieron retirar el único espacio que se había reservado en todo el centro de abastos para el estacionamiento de los autos que ingresaban a este recinto.

De pronto se implementaron allí áreas verdes y los choferes que ingresaban no tenían donde dejar sus unidades, debieron hacerlo en los frontis de cada puesto y en determinado momento no existía un solo lugar para que se estacionen, tienen que estar dando vueltas hasta poder hallar una ubicación porque la afluencia de público es numerosa, especialmente en los días señalados como ingreso de mercadería fresca, como son los martes y los fines de semana.

Los responsables de la administración de este centro de abastos no midieron esta coyuntura y dejaron que el transporte al interior del mercado resulte en manos de los propios conductores y eso es muy riesgoso, los cuellos de botella que se generaban en ciertos sectores no hicieron reaccionar jamás a los dirigentes en razón que no adoptaron medida alguna-.

Por ello es que la semana pasada se produce este accidente que ha dejado a una madre y su menor hijo heridos, que ha ocasionado cuantiosos daños materiales pues se trata de cuatro vehículos que colisionaron y había que medir las responsabilidades en mérito a los cálculos de la autoridad en razón que al no existir una sola señalización los choferes manifestaran que no estaban obligados a detenerse o circular a determinada velocidad, un rubro en manos de la informalidad.

De allí que ha sido importante que en el curso de la semana la Municipalidad haya decidido tomar cartas en el asunto y hasta una regidora se ha involucrado en el problema porque lo que se tiene que hallar es soluciones a una problemática vigente, mas aun cuando este centro de abastos se encuentra en observación, se han planteado objeciones a su funcionamiento y este accidente incide negativamente en la posibilidad de establecerse una clausura de sus actividades por no contar con lo necesario para dar seguridad a sus clientes.

Depende mucho de los dirigentes, se espera que despierten y salgan de su letargo porque el desorden es evidente y nadie puede aspirar a ser autorizado si es que no es capaz de salvar estos detalles que son tanto o más importantes que otros.