Editorial

Editorial: ::: EL VOTO RESENTIDO :::

El presidente del Jurado Nacional de Elecciones repitió una y otra vez en los días previos a los comicios de anteayer domingo, que los ciudadanos deberían ir a las urnas debidamente conscientes del voto que iban a emitir y señalaba que para ello su organismo había establecido un programa denominado “Voto Informado” a efectos que los electores tomen conocimiento todo lo relacionado a los candidatos en contienda.

Sin embargo, a la luz de los resultados que se han conocido desde el domingo y que se han corroborado ayer lunes por la mañana, con el cómputo oficial de la ONPE, todo indica que su perorata cayó en saco toro y que nuevamente el elector ha reaccionado con el hígado y no con la cabeza.

Sucedió en elecciones anteriores cuando el 2001 se eligió a Ollanta Humala y el 2015 a Pedro Pablo Kuczynski, en este último caso en una segunda vuelta que lo dejó con una mayoría parlamentaria que haría ingobernable su mandato que, efectivamente, se interrumpió de la peor manera.

Así como en Ancash en las elecciones anteriores sorprendió la elección de una hasta entonces poco conocida María Elena Foronda Farro como congresista de la república, en esta oportunidad la sorpresa la dio la representante de Unión por el Perú, María Bartolo Romero que contra todo pronóstico y contra todos los adelantos de los estimados y las encuestas, apareció para desplazar a candidatos que parecían iban a llegar al hemiciclo en los próximos meses.

Y es que en medio de este escenario político nacional, no ha dejado de llamar la atención la votación que ha recibido el Frente Popular Agrícola del Perú, más conocido por sus siglas de FREPAP, una agrupación política que se germinó de la mano de un grupo mesiánico dirigido por  Ezequiel Ataucusi Gamonal, a quien los peruanos que frisan la base 5 y 6 recuerdan por haber formado una agrupación política sustentada en una asociación  evangélica de la misión israelita del nuevo pacto universal.

Esta agrupación política no caló en el electorado nacional pero se mantuvo porque sus bases se fueron multiplicando por todo el país y generaban cierta aprehensión en la medida que sus militantes se identificaban por una presencia física nada agradable, se dejaban crecer la barba y el pelo y aparecían gente de poca presencia higiénica.

Sin embargo, el solo hecho que cuente con gente que apoya esta organización  religiosa le permitió sobrevivir en el escenario político nacional  inclusive, a la muerte de su líder fundador a quien velaron durante tres días porque alentaban la idea que resucitaría para sentar las bases de una nueva sociedad, algo realmente descabellado.

Esta agrupación política se vio beneficiada por la campaña sistemática que promovieron grupos interesados en terminar con el partidarismo en el país, que buscaban frenar cualquier posibilidad de vigencia de los partidos tradicionales y se valieron de la indiferencia y el hastío de millones de peruanos con una nueva elección, aquellos que ni siquiera se interesaron en conocer cuál era el objetivo de los comicios del último domingo.

Para ello transmitieron en las redes sociales la muletilla que decía “sino tiene un candidato, marca el pescadito”, “sino sabe por quién votar, hazlo por el pescadito”, una reiterada monserga  que fue creciendo poco a poco y que estalló el último domingo de manera impresionante, dejando un mensaje de insatisfacción de un gran sector de la población.

Ese ha sido un voto resentido, empero, no es un voto que demuestre una lado negativo de la gente o la irresponsabilidad del elector, ha sido un voto resentido con el sistema electoral que nos rige y que, a pesar del mensaje que se había entregado a la mayoría del país cuando cerraron el congreso y con aquella falsa propuesta que le vendieron para que “Se vayan todos” finalmente esas expectativas habían sido defraudadas.

Comenzando por el solo hecho que el presidente de la república mintió al país cuando dijo que se iban todos y solo convocó a elecciones parlamentarias, hasta las decisiones increíbles del Jurado Nacional de Elecciones que cambiaron las reglas de juego sobre la marcha del proceso electoral, dejando sentado el desaliento y decepción de miles de electores que se quedaron sin saber cómo votar.

En efecto, todos deben recordar que fue el Jurado Nacional de Elecciones quien tomó la decisión de permitir la postulación de aquellos congresistas que formaron parte del Parlamento que fue disuelto el 30 de septiembre del año pasado y dejó un mensaje bastante negativo.

Si se le había dicho a los peruanos que había que cambiar radicalmente el rumbo de la política del país, si se había cerrado el congreso de la república porque se fomentaba la corrupción y la impunidad, entonces ¿Cómo entender que en las nuevas elecciones participen los mismos protagonistas de lo que aquellos acusaban?.

Pero eso no fue todo, luego el mismo organismo electoral tomaría otra descabellada decisión y es la relacionada a la valla electoral, señalando que el 5% solo se mantenía para la cifra repartidora, es decir para establecer qué agrupaciones estaban en condiciones de colocar a congresistas de acuerdo a los votos que obtenían cada uno de sus candidatos, sin embargo, eliminó esta barrera para la inscripción de los partidos.

Ello quería decir que las agrupaciones que serían pasibles del rechazo popular y que no obtendrían ni siquiera el 5% del voto del electorado nacional no desparecerían sino que mantendría su inscripción y podrán postular en las elecciones del año próximo para las justas presidenciales y nuevas elecciones parlamentarias.

¿Cómo entender esto? ¿Cuál es el mensaje que nos entregaba la autoridad electoral sencillo, el status quo de un sistema político que se decía estaba podrido se iba a mantener por otros años más, los peruanos seguiremos viendo la misma y escandalosa cifra de 24 agrupaciones presentando candidatos el año que viene y seguiremos viendo a las mismas figuras políticas aun cuando hayan sido repudiadas en estas elecciones como el partido aprista, solidaridad nacional y otros.

De allí que el voto expedido por el electorado anteayer tiene ese cariz de un voto resentido contra un sistema electoral que nos dejó con las reglas de juego de siempre, nos vendieron un ómnibus y frente a ellos muchos ni siquiera pensaron en el famoso “voto informado”. Esperemos que los que tiene el poder de organizar estos comicios hayan aprendido la lección.