Política

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CÁMARA

A pesar que un especialista del Ministerio de Salud ha señalado sus dudas respecto a la conveniencia de utilizar cámaras de desinfección en algunos establecimientos de alta frecuencia de tránsito, debido a que podrían causar perjuicios a las personas, en nuestra ciudad no toman en cuenta estas sugerencias. En el mercado Buenos Aires se ha colocado estas cámaras de desinfección que son una suerte de túneles por los cuales deben pasar todas aquellas personas que desean ingresar al centro de abastos. Allí los ciudadanos que atraviesan esta manga reciben un rociado de agua que contiene una sustancia química que elimina posibilidad que las prendas de vestir puedan llevar al virus al interior de mercado. Esto está bien, es un esfuerzo de las autoridades por atenuar el avance del virus y eso es encomiable, empero, lo que no se tiene en cuenta es que ese componente químico puede ocasionar daños en la salud de las personas, pues cuando los asistentes del mercado atraviesan la cámara no reciben ninguna indicación de los serenos y vigilantes que la monitorean, nadie les dice que deben cerrar los ojos o que no levanten el rostro, pues si dejan pasar este líquido podría provocar daño a su salud. No lo decimos nosotros sino los especialistas del MINSA de allí que se tiene que evaluar este mecanismo o se hagan las consultas respectivas pues la desesperación por detener el contagio puede llevar a que los ciudadanos vean diezmada su salud. Hay que tomar todas las precauciones del caso.

ORDEN

Justamente, la incorporación de la cámara de desinfección en el mercado Buenos Aires forma parte de una serie de medidas restrictivas que se vienen aplicando en ese centro de abastos y cuyo objetivo es mantener la distancia entre los asiduos concurrentes. Por ello es que ahora no sólo se dispone de las zonas de estacionamiento sino que el ingreso y salida de las personas se ha establecido en determinadas puertas, ya no se puede ingresar y salir por una misma puerta, de esta manera no habrá mayor contacto entre los concurrentes, inclusive, en los puestos de venta se debe hacer cola de manera ordenada y espaciada en aquellos que cuentan con vasta clientela. Estas medidas solo buscan que impedir la diseminación del virus, si bien es cierto generan incomodidad y contratiempos entre los compradores que están acostumbrados a otro ritmo, la situación realmente lo amerita, es más, la gente ya debe comenzar a pensar diferente, debe entender que sus modos y actitudes deben cambiar radicalmente hasta que desaparezca este virus y pasará un buen tiempo para ello. Hay que hacer como ese viejo adagio que dice “a mal tiempo, buena cara”.

PÁNICO

Nuevamente las redes eses sociales están haciendo su trabajo pernicioso de regar chismes de todo calibre para dejar a mucha gente prácticamente aterrada. Lo que sucede es que en estas semanas que quedan del mes se acentúa el número de muertos y contagiados porque la curva de la estadística de pacientes está llegando a su cúspide, el nivel de contagio encuentra su climax no sólo porque forma parte de un mecanismo que los especialistas ya conocen sino porque la irresponsabilidad de la gente es extrema al romper el régimen de aislamiento e invadir las calles por cualquier circunstancia, inclusive, al margen de las actividades que están permitidas. Ello solo ha contribuido a que se prolongue la emergencia para que se agudice mucho más la situación económica. Esperemos que esto cambie pero con calma, tranquilidad y cordura, evitándose caer en el cuento de los extremistas de las redes sociales compartiendo mensajes temerarios y falsedades que solo generan el infundado miedo y temor de muchos.