Editorial

::: COMO EL AVE FÉNIX :::

Hasta hace solo unos meses, poco antes que se inicie la pandemia, pasar por las calles aledañas al Colegio “Víctor Andrés Belaúnde” era parte de ese deprimente devenir de los chimbotanos de ver una entidad educativa de tradición en Chimbote virtualmente destruida y abandonada.

Sin embargo, ello era solo parte de la negra historia que nos tocó vivir en nuestra región luego del paso por el gobierno regional de Ancash del ex presidente César Álvarez Aguilar, hoy encarcelado en el penal de Pasco y con tres sentencias que hasta el momento le suman una estadía de 14 años en prisión.

En efecto, el colegio “Víctor Andrés Belaúnde” es solo la radiografía del carrousel que se gestó en el epílogo del gobierno regional de César Álvarez, cuando se licitaban obras sin hallarse presupuestadas y solo apelando a la manipulación de los sistemas de control de la administración financiera del estado.

Fueron esos últimos meses de la gestión de Cesar Álvarez que se licitaban obras con los presupuestos tomados de otras obras en marcha, de tal suerte que de esta manera solo se aseguraron del diezmo pero condenaron a las obras a una paralización que, en algunos casos, ha tomado más de seis a siete años.

Uno de estos casos fue el proyecto de reconstrucción del conocido Colegio Belaúnde, en el cual se derribaron todas sus aulas, se llevó a los escolares a otros centros educativos en donde han desarrollado sus actividades lectivas todos estos años en condición de prestaditos, pues les aseguraron que en cuestión de 6 a 8 meses se les entregaba una moderna infraestructura.

Claro que los promotores sabían que esto era mentira, sin embargo, en política todo vale, hasta el descarado embuste como las obras de la última fase de la gestión de Álvarez, meses antes que fuera encarcelado como consecuencia del crimen de Ezequiel Nolasco.

Pasaron los años y los gobernantes que remplazaron a Álvarez, los otros que fueron democráticamente elegidos, como Waldo Ríos y Enrique Vargas Barrenechea y  ninguno retomó los proyectos abandonados, la mayor parte de ellos quedaron como estaban, a lo menos algunos fueron terminados porque estaban en su fase final.

Solo el ex gobernador Luis Gamarra Alor se interesó por quizás retomar algunos proyectos, más aun cuando como consejero fue uno de los más entusiastas en retomar el colegio Belaúnde pero fracasó en ese intento.

Debió llegar el gobernador Juan Carlos Murillo y el Ingeniero David de la Cruz Pizán para que los proyectos abandonados cobren vida, para que se retome el camino legal que los había empantanado y para que se encausen dentro de la vertiente que le corresponde para que puedan hacerse realidad.

Ya otros cuatro proyectos fueron terminados e inaugurados, mientras que la semana pasada se ha dado a conocer que la obra del colegio Víctor Andrés Belaunde se encuentra en fase de acabados y el mismo funcionario regional se encargó de abrir las puertas a la prensa para que comprueben su estado actual y sorprendió a propios y extraños.

Quien sabe a la prensa que había conocido la desgraciada suerte de este plantel y que se había acostumbrado a verlo en ruinas, fue gratificante ver las imponentes construcciones que forman parte de su nueva infraestructura.

Aun cuando se encuentra en obra negra, se advierte que se trata de un encomiable proyecto que seguramente ha sacado canas verdes a directivos y docentes, que ha dejado con el sinsabor a muchos alumnos que lo esperaron con muchas ansias, pues ya se nota la enorme figura de un colegio hecho a la medida del “Belaúnde”,

Hay que reconocer el mérito de los funcionarios de la Sub Región Pacífico que tienen a su cargo este proyecto, el accionar eficiente del gerente David de la Cruz, pues luego de ver que la obra se encamina con firmeza a su final, no cabe duda que se ha rescatado una obra abandonada y se culmina imponente cual ave fénix, como una infraestructura que resucita cuando todos pensábamos que ya se había echado a perder.

Confiamos que en el curso de las próximas semanas se termine la obra y se entregue a los escolares que con tanto entusiasmo la esperaron, aquellos niños de nivel primaria serán los únicos que podrán gozar de ellas ya como jóvenes próximos a terminar el colegio. Como dice el refrán, más vale tarde que nunca.