Editorial

::: EL TAYTA :::

Los antiguos peruanos se referían a Dios y al padre como el “taita”, lo veneraban y respetaban y le dedicaron una fiesta especial para su adoración y admiración.

Ahora el Tayta se ha convertido en un programa que ha emprendido el gobierno como parte de la estrategia de lucha contra la pandemia generada por el Covid 19 que ha sembrado muerte y dolor no solo en el Perú sino en todo el mundo.

Esta estrategia radica en la necesidad de dejar de lado la pasividad ante el acecho de un virus invisible y asesino, para salir en su busca y mediatizarlo a través de los mecanismos de prevención que son los únicos efectivos que se conocen hasta el momento.

Este programa se ha denominado “Operación Territorial de Ayuda para el Tratamiento y Aislamiento frente al COVID-19, y, tiene como objetivo brindar protección a la población más vulnerable al COVID-19 en zonas del alto riesgo, como son las personas mayores de 60 años y/o con problemas de comorbilidad.

Es un Tayta por sus siglas y compromete a las Fuerzas Armadas para el traslado de asistencia alimentaria y de salud a los sectores más necesitados, aquellos que se han visto más afectados por la arremetida del Covid 19, permite que cuadrillas de soldados o infantes de marina se desplacen por todo el país aportando en esta lucha titánica contra el Covid 19.

¿Cómo lo hacen? Pues de la misma forma como el sistema de salud del país ha emprendido la misma lucha a través de los equipos de intervención rápida, realizando pruebas rápidas de manera masiva y añadiéndole a este trabajo la entrega de vivieres en aquellos sectores que se han identificado como los más necesitados y que quedaron marginados por la crisis económica provocada por esta pandemia.

Para ello los promotores de este programa gubernamental cuentan con el apoyo de las autoridades municipales y políticas de cada una de las provincias y distritos a los cuales se desplazan con la finalidad de coronar un trabajo efectivo que permita menguar los efectos de la pandemia.

El éxito de este programa se sustenta en la utilización de la logística de las fuerzas armadas y la ponen al servicio de los peruanos que han sido duramente golpeados en la primera etapa de esta crisis sanitaria, cuando el desconocimiento de los efectos de esta enfermedad, y hasta el tratamiento médico que lo puede atenuar, no eran conocidos y por ello la gran cantidad de hospitalizados y fallecidos.

Justamente, la estrategia de Tayta radica en la posibilidad de buscar al virus y contrarrestarlo con la entrega de medicamentos y recomendaciones para aquellos que resultan positivos en las pruebas rápidas, es una suerte de cerco epidemiológico que sustenta su efectividad en la prevención, en la posibilidad de impedir que se propague la enfermedad como venía ocurriendo hasta la fecha.

Recordemos que esta estrategia ha posibilitado que los hospitales se descongestionen, que el colapso del sistema de salud se haya superado aun cuando no se ha solucionado, que se ha conseguido manejar de manera  conveniente la arremetida de la pandemia, sin embargo, debemos ser conscientes que el virus sigue diseminado por las calles.

De allí que es imprescindible no bajar la guardia, no tenemos que distraernos por el hecho que se ha observado un descenso en el número de contagios y de fallecimientos, ello es consecuencia del avance de la enfermedad, de la gran cantidad de contagiados que han superado este proceso viral y que se han vuelto inmunes a Covid 19.

De la misma manera, es consecuencia de la estrategia puesta en marcha y en la cual la Operación Tayta ha sido uno de los puntales en tanto y en cuanto ha reforzado las intervenciones realizadas por la redes de salud en el país.

De allí que la Operación Tayta ha sido un éxito en nuestra ciudad y en todas aquellos puntos de la provincia en la cual trabajaron intensamente durante tres días. Hay que agradecer la disposición de las Fuerzas Armadas y la decisión del gobierno para emprender estos operativos, ellos inciden en la buena salud y en el alivio de la población ante un escenario tan peligroso como el que aún tenemos.

Esperemos que el Gobierno mantenga estos desplazamientos en la medida que no solo responden a las siglas de su denominación sino que es, como lo conocían nuestros antepasados, un Dios que nos protege frente al asesino invisible.