Editorial

::: ASÍ NO SE PUEDE :::

Uno de los serios inconvenientes que ha encontrado el gobierno en la política sanitaria que se ha establecido para hacer frente al Covid 19, es la irresponsabilidad de muchos grupos de personas que infringen las prohibiciones establecidas y que se resisten a cumplir con las medidas preventivas que impiden la propagación de la enfermedad y el contagio.

Esta ha sido una constante desde que se inició la emergencia, allá por el mes de marzo, cuando la orden de aislamiento obligatorio era sumamente estricta y cuando las fuerzas policiales y militares salieron a las calles para impedir que se infrinjan las normas restrictivas de la emergencia nacional.

Muchos deben recordar cómo es que la Policía intervino a la gente en la calle, en las playas, en las viviendas en donde se promovían reuniones que estaban prohibidas, incluso, un conocido ex futbolista fue protagonista de una de estas intervenciones.

Con el paso de los meses, con la apertura de actividades, con el inicio de las fases de la estrategia sanitaria nacional, estas intervenciones fueron disminuyendo, el tráfico de las personas es mucho más libre aun cuando se sostienen medidas prohibitivas que son necesarias ahora que el virus se ha replegado y que las cifras han descendido notablemente, especialmente, aquellas relacionadas con la aglomeración de personas.

Justamente, este es el lado más flaco de la estrategia sanitaria, las malas costumbres y los malos hábitos de las personas, como las reuniones familiares, las fiestas y la ingesta de licor en grupos, las pichanguitas de amigos, entre otras que están desterradas en este momento, especialmente las fiestas.

Justamente, una de estas actividades que se realiza ilícitamente son las llamadas fiestas Covid o fiestas con chancalatas, que son bailes promovidos por gente que hace negocio con gente que acostumbra a divertirse en medio de tremendas borracheras y que son las que suelen acudir a estas actividades en lugares casi ocultos.

La presencia de grupos musicales de acompañamiento se han puesto de moda y allí no solo se da rienda suelta al desenfreno de los asistentes, sino que es caldo de cultivo para el Covid, allí se confunden los asintomáticos que derraman el virus entre todos aquellos con los que departen o en todo lo que tocan, incluso, en las botellas de cerveza y los vasos que se comparten.

Se trata de gente a la que le importa un comino su salud pero que exponen a todos aquellos a los cuales llevan la enfermedad, a todos aquellos a los que de manera indirecta reciben la infección, es decir, se trata de gente que solo sigue diseminando el virus de manera temeraria y delictiva.

Para corroborarlo solo basta echar una mirada a la intervención realizada el último fin de semana por la policía en el poblado de Tangay, en donde funciona un local bailable en donde todos los fines de semana organizan fiestas con chancalatas, como si no estuviéramos en pandemia, como si no existiera riesgo alguno.

En esta intervención se pudo detener a 81 personas, entre hombres y mujeres, pues muchos consiguieron darse a la fuga por las chacras  aprovechando la oscuridad, empero, a los que fueron llevados a la Comisaría se les sometió a pruebas rápidas a cargo de los equipos de urgencia de la red de salud Sur, tras los cuales se pudo confirmar que 47 de los intervenidos se encontraban contaminados.

En otras palabras, más de la mitad de los fiesteros eran casos positivos, eran asintomáticos que lo único que hacen es derramar el virus y contaminar a otros, esto explica las razones por las cuales en nuestra ciudad los índices siempre fueron elevados, esto explica cómo es que estando en aislamiento absoluto o en cuarentena focalizada, las cifras de la provincia del Santa y de la región Ancash en general siempre nos colocaron en una situación de riesgo y peligro.

Así como la fiesta de Tangay, se han intervenido muchas otras, se ha detenido a los promotores y los propietarios de los inmuebles que permiten estos eventos, los procesan y los condenan a penas menores, empero, el daño que han hecho es terrible.

Mientras estas actividades persistan es muy poco lo que se puede hacer en esta pandemia, nos encontramos en una fase en la cual debemos convivir con el virus, es decir, que tenemos que impedir el contagio y con lo que se ha observado el último fin de semana, con estas fiestas Covid o fiestas con chancalatas es virtualmente imposible, así no se puede avanzar nada y si las autoridades tienen la obligación de proteger a la población tienen que comenzar a castigar de manera drástica y ejemplar a los irresponsables. Aquí no caben medias tintas, son ellos o la mayoría.