Opinión

“EL EMPUJÓN FINAL”

Por: Víctor Hugo Neciosup (*)

Este año el Perú debe celebrar la quinta transferencia de gobierno ininterrumpida y la preocupación en una de las elecciones más reñidas de los últimos 30 años, es no saber si será la última o si estas elecciones nos conducirán paradójicamente, a un régimen dictatorial del estilo cubano y/o venezolano.

El contexto electoral final está centrado principalmente en 6 factores. Cuatro de ellos se asocian mejor a las propuestas de Keiko Fujimori: la preservación del modelo económico, el temor al regreso del terrorismo, la institucionalidad democrática y la gestión de la pandemia. Por el lado de Castillo, el discurso de lucha contra la corrupción y un cambio en el rol económico del Estado. Estando a menos de un punto de diferencia a una semana de la elección, la decisión estará entre el 23% que aún no ha decidido su voto (Datum 28/5) y que necesitan el “empujón” antes de salir a votar, esperando en la fila o en la cámara secreta.

Richard H. Thaler, premio nobel de economía en su afamado libro “Nudge” (Un pequeño empujón), expresa que, tanto en la economía como en la política, en términos de salud, dinero y felicidad, es posible “empujar” a la población a que tome decisiones adecuadas, que significarán en el largo plazo un mayor beneficio para ellos, en lugar de las decisiones fáciles o rápidas (con racionalidad limitada) que en sentido contrario podrían perjudicarlo en el futuro. Lo ideal para Thaler es un equilibrio entre una decisión fácil pero que sea adecuada en el largo plazo.

Por el lado de Keiko Fujimori, los mejores portavoces en esta última parte de la campaña son un importante grupo de la generación entre los 40 y 80 años. En la actualidad, son ellos quienes vienen dando el empujón emocional que evite regresar a la crisis económica y política que se vivieron en las décadas del 80 y 90, difundiendo como propuesta que es necesario un cambio, pero hacia adelante.

Por el lado de Castillo, los que buscan dar el empujón, son activistas o promotores de la centroizquierda progresista universitaria limeña, los provincianos adheridos al sistemático discurso antifujimorista o contra el régimen económico del Estado en la Constitución del 93. Detrás de estos dos grupos, conviven unas viejas ideas de izquierda que pretenden mantener una polarización latente, con discursos de los años setenta, donde se resalten contradicciones entre la ciudad vs el campo, ricos vs pobres o blancos criollos versus campesinos). Aquí, se promueve como propuesta, un proyecto político y económico de corte bolivariano que iniciaría con un referéndum para convocar a una Asamblea Constituyente.

¿Qué factores permiten este empujón final? ¿Cómo se genera autoconciencia y reacción en la racionalidad del elector, de que los costos en una determinada decisión, son menores y los beneficios mayores? ¿Dónde es posible modificar el comportamiento pasivo o reticente del ciudadano hacia una toma de decisión fácil (no la pienses mucho frente a lo que ves en la realidad)?

La respuesta en términos de salud, dinero y felicidad, se inclinan mejor hacia Keiko Fujimori que a Pedro Castillo, ya que existe mucha sensibilidad respecto del pasado hiperinflacionario, el control de precios, el fracaso de las estatizaciones, las colas y escasez por alimentos de primera necesidad, el sobredimensionamiento e inoperancia de la burocracia pública, el ajuste económico, la migración al exterior, los años de terrorismo de Sendero Luminoso y el MRTA; del presente éxodo masivo de venezolanos, debido a las condiciones de miseria y pobreza en su país, o del recuerdo de las épocas de terror, con la sanguinaria matanza sucedida en estos días en el VRAEM. Le suman a ello, las posiciones en defensa de la democracia, de quienes eran hasta hace poco adversarios políticos irreconciliables del fujimorismo o la percepción de que el equipo técnico de Fujimori tiene más experiencia y mejores respuestas frente a la gestión de la pandemia o la reactivación económica postpandemia. En ese escenario, las banderas de derechos humanos o la lucha contra corrupción, que conviven desde el origen de nuestra República, no parecen generar la sensibilidad o el empujón determinante que haga ganar a Pedro Castillo.

Finalmente, conmueve que sea la verdadera generación del bicentenario, la que vivió el dolor, el terror y el hambre; quienes se pongan de pie y pidan movilizarse a votar, incluso en sillas de ruedas, porque asumen que es más importante dar el ejemplo y empujar a que tomemos la decisión adecuada sobre nuestra salud, nuestra comida y nuestro trabajo, en lugar de que algunos de sus hijos, pretendan sin saberlo, llevar el país al abismo.

(*) Politólogo