Opinión

COMUNISMO: EL CAMINO AL PRECIPICIO

Mg. Miguel Koo Vargas (*)

Estamos a una semana de las elecciones más importantes de la historia del Perú. Algunos no ven aún que esto se trata de un evento crítico para nuestro futuro como sociedad, pues, nuestras posibilidades son extrapoladas frente a dos sistemas de gobierno que, por un lado, ofrecen respetar las libertades económicas, políticas, religiosas y sociales, mientras que, del otro lado, se ofrece abiertamente cerrar la economía y las instituciones públicas como el Tribunal Constitucional, la Defensoría del Pueblo y hasta el Congreso de la República. Estas sean, tal vez, las últimas líneas que pudiéramos escribir en este medio, si se llegara a confirmar la victoria del candidato Castillo, y todo el séquito de funestos personajes que lleva detrás, por los motivos antes mencionados.

En el transcurso de la semana pasada, han salido a la luz nuevos audios que ponen de manifiesto explícitamente cuál es la verdadera agenda encubierta que desplegará Perú Libre de llegar al poder. Se filtró un audio de Antauro Humala en el que confirma que iniciarían un proceso revolucionario en el país, tras conseguir su indulto y lograr que Castillo cierre el Congreso con una negación de confianza de su gabinete ministerial. Dicho proceso tiene como fin establecer a Antauro como futuro presidente desde el 2029 en adelante. Mucha gente cree que, tanto Antauro, como Abimael Guzmán están coludidos bajo el mismo partido. Yo diría que ambos son como Hitler y Stalin, con dos ideologías diferentes, pero con objetivos en común. Por un lado, el nacionalismo etnocacerista, y por otro lado el comunismo. Ambos ateos, opuestos a la verdad, equivocados en sus concepciones, y además autoritarios. Trabajan de la mano para tomar el poder.

Este plan socialista viene de muchísimos años atrás, para quienes no recuerdan, o, mejor dicho, no han vivido la época del terrorismo de los 80’ o la hiperinflación de los 90’. Hace falta ver cuál ha sido la evolución histórica del socialismo en los países de Latinoamérica en los últimos treinta años para poder entender que los mismos patrones y procesos se clonan en las diferentes naciones. Hemos analizado hasta el hartazgo en esta columna con evidencias concretas, cómo es que el socialismo y el comunismo han destruido pueblos enteros sumiéndolos en la miseria y en el caos. Si ustedes creen que el Perú llegará a convertirse en una Venezuela bajo un hipotético gobierno de Castillo, déjenme decirles que será mucho peor que esto. Veamos cómo el chavismo llegó al poder en Venezuela, y nos daremos cuenta que el discurso político de Hugo Chávez era la de un lobo disfrazado con piel de cordero. Se hacía llamar amigo de los empresarios, y juraba en cadenas de noticias extranjeras que nunca se atrevería a expropiar ninguna entidad. Cuando el dictador llegó al poder, dejó caer su careta y se presentó realmente como lo que era, como un lobo hambriento de poder y riquezas. Venezuela, con todos los recursos minerales y con el petróleo que posee, podría haber sido un país potencia mundial y muy desarrollado como cualquiera de los Emiratos Árabes Unidos. Hoy, Venezuela tiene la hiperinflación más grande de la historia, su moneda es la más devaluada en el mundo, y tiene cerca de cinco millones de venezolanos errantes por el mundo buscando sobrevivir a como dé lugar.

El discurso de Castillo y Cerrón es mucho peor que esto, porque estos personajes dicen abiertamente lo que van a hacer con el Perú. No tienen ningún remordimiento en disimular sus aviesas intenciones, y, a pesar de esto, hay gente que los apoyan ciegamente. Yo sé que existen muchos electores que aún se encuentran indecisos en confiar su voto a Fujimori, pero no tenemos otra alternativa, si queremos salvar la democracia e impedir, de momento, que el comunismo se instaure en el poder. Entendamos de una buena vez que el comunismo es un huracán de fuerza cinco que destruye todo a su paso, y deja daños irreversibles en la vida de la gente. Para muestra de ello, vean cómo viven ahora todas las personas que sufrieron los atentados del terrorismo en el pasado, y cómo estos trágicos sucesos les cambió su vida para siempre.

El Perú no puede estancarse, menos aún retroceder en una época tan crítica que nos ha dejado endeudados, con una de las peores gestiones de la pandemia en el mundo, y con tantos compatriotas fallecidos. En tiempos de crisis e incertidumbre, necesitamos de mayor estabilidad, y para conseguir esto debemos volver nuestra mirada a Jesucristo, el único que es capaz de devolvernos la esperanza, y asegurar que la cultura de la muerte no se instaure en nuestro país, a través de la oración y la penitencia.

Todos tenemos algún familiar o algún amigo que tiene un negocio, y la lucha todos los días para sacar adelante a su familia. Incluso nosotros mismos, quienes tenemos algún empleo en el sector privado, seremos seriamente perjudicados a todo nivel. Primero, porque el dólar subirá unos dos o tres puntos al alza, ocasionando automáticamente un encarecimiento de los productos básicos de la canasta regular, y, segundo, porque nuestra moneda será devaluada a niveles estrepitosos. Esto quiere decir que sus ahorros, frutos de su esfuerzo de tantos años, ya no valdrán ni un centavo. Su AFP será expropiada, y pasará a ser compartida en un fondo común de pensiones, sin obtener la rentabilidad anhelada. Esto sin mencionar que las importaciones serán canceladas, y ya no tendremos acceso a los productos de calidad que compiten en el mercado con los mejores precios. Esto solo por mencionar algunos ejemplos del materialismo dialéctico que tanto se jactan los comunistas de profesar.

Este 6 de junio, piense con seriedad que su voto marcará la diferencia si decide apoyar un modelo que se ha demostrado que ha fracasado en varios países en el mundo, o decide apoyar a un modelo que ha demostrado en el último debate técnico, consistencia, profesionalismo y experiencia de gestión. Una situación tan crítica como elegir al presidente del bicentenario, no puede ser algo dejado al azar. Votemos con la fe puesta en Dios, y con la esperanza de que su voluntad prevalezca a pesar de todo lo que pueda pasar.

(*) Analista y asesor de comunicaciones