Opinión

RBF: UN ALCALDE CHAPUCERO (II)

POR: GERMÁN TORRES COBIÁN

Al hilo de lo publicado ayer en este mismo espacio, debemos referir que en el año 2019, el Defensor del Pueblo, Walter Gutiérrez, recomendó a las autoridades municipales de todo el Perú “Garantizar la prestación del servicio del recojo de basura, porque su incumplimiento implica omisión de los deberes de función y no solo responsabilidad administrativa, sino penal”. (…) “La limpieza de la ciudad constituye un servicio público que los municipios deben brindar en contraprestación al pago de arbitrios”. En consonancia con esa exhortación del Defensor del Pueblo, un numeroso grupo de vecinos de Miraflores Alto estamos preparando una denuncia por estafa contra la MPS y RBF en su condición de alcalde, dado que el carro de la limpieza pública no pasa por nuestros domicilios desde hace más de dos años, a pesar de que pagamos nuestros arbitrios religiosamente.
Sin embargo, RBF no solo se ha desentendido del problema de la limpieza pública, sino que ha consumado otros despropósitos que nos han conminado a calificarle como un burgomaestre chapucero. Las obras del malecón Grau, del boulevard “Isla Blanca” y la Plaza 28 de julio, son buenas muestras de la ineptitud de RBF a pesar de su profesión de arquitecto. ¿Cómo no previó que la MPS era incapaz de realizar esos trabajos? Él ha sido regidor y fue nada menos que gerente de Obras de Estuardo Díaz. Ergo, necesariamente tenía que haber conocido que la MPS no contaba con la logística necesaria para ejecutar tales remodelaciones. ¿Era tan apremiante dilapidar tantos millones de soles en dichas labores pésimamente ejecutadas y manifiestamente sobrevaloradas? ¿Nos creerá el lector, si decimos que en la Plaza 28 de julio no hemos encontrado una sola papelera? El problema del transporte local que, con un entusiasmo desmedido, dijo que un consorcio lo iba a solucionar, resultó una chapuza más; esos autobuses viejos desechados en Lima están contribuyendo al caos vehicular, que va asociado a los permisos de circulación que otorga la MPS sin ningún criterio. La proliferación de burdeles disfrazados de chichería, bares y cevicherías inmundas, etc., se debe a la inoperancia de sus funcionarios. Los actos de corrupción encontrados en la MPS y que están quedando en la impunidad, nos señalan que RBF ni siquiera ha intentado extirpar la Comuna de facinerosos. Nos referimos a la sobrevaloración del precio de la limpieza de las cisternas; al caso del trabajador encontrado in fraganti robando gasolina de un camión edil; a los actos irregulares denunciados por la Contraloría Anticorrupción respecto a la licitación de obras que se le asignaron al Ayuntamiento, como parte del proceso de la llamada “Reconstrucción con cambios”; al fraccionamiento continuo de las compras en el Programa del Vaso de Leche, que se presta a corruptelas; la omisión del informe sobre los gastos efectuados en el Programa “Trabaja Perú”. Todo lo mencionado, más la incapacidad de gasto (que apenas llega al 20 %) del abultado presupuesto que posee la Comuna, a pesar de que muchos pueblos cercanos claman por agua y desagüe, pistas, veredas, etc., son las chapuzas, omisiones y desmanes más claros que nos ha endosado RBF en sus primeros dos años y medio de gestión. Pero, como si con él no fuera la cosa, sigue presentando sus absurdas maquetitas prometiendo obras supuestamente de envergadura.
Es menester destacar una característica que RBF utiliza cotidianamente en su pretensión de manipular a periodistas y al pueblo, y disfrazar su ineptitud, ignorancia y chapucería. Me refiero a su facundia, es decir, a su empleo del floro, de la palabrería. Briceño es un campeón de la falacia y del sofisma, esa misma cualidad que poseían y utilizaron en grado sumo, Victoria Espinoza y Julio Cortez. De esta manera intenta lograr la confusión mental de algunos periodistas y de muchos vecinos a quienes les parece que su trabajo es eficaz. RBF es experto en emplear las mentiras disfrazadas de verdades, cuando se trata de dirigirse a los periodistas y cojudear a los ciudadanos. Su sistema lingüístico se basa en el desorden polisémico; la perorata que gangosea tiene muchos posibles significados para el vulgo, pero no tiene ninguno comunicable para los oídos de los ciudadanos racionales y sensatos que amamos Chimbote.
Con las arcas del ayuntamiento a rebosar de dinero que le llueve por todos lados, con buenas dosis de sentido común y criterio, y con gerentes municipales adecuados, hubiera sido relativamente sencillo hacer realidad la eterna esperanza de los verdaderos chimbotanos: contemplar nuestra vieja caleta de pescadores convertida en una verdadera ciudad moderna. Sin embargo, todos podemos atestiguar que una vez más se han frustrado esas esperanzas. En lugar de trabajar sistemáticamente, con racionalidad, con prioridad en la ejecución de obras, con honestidad y transparencia en las licitaciones, todo lo cual hubiera constituido una tarea gloriosa para él, e histórica para nuestro puerto, RBF, borracho de poder, se cree poseedor único de la verdad y piensa que nadie sabe más que él, como le sucede a todos los narcisistas, farsantes y dogmáticos que padecen el síndrome de Hybris.
RBF ignora que Chimbote y la Provincia del Santa no sólo se componen de casas, sino de personas. No acabamos de crecer y desarrollarnos. El feo aspecto de nuestra ciudad y sus distritos aledaños no cambia. La ineptitud, la ignorancia y la chapucería de RBF y su personal de confianza, juegan un papel muy importante en este estancamiento de nuestro progreso. Creemos que con autoridades locales indolentes, incompetentes y carentes de amor por nuestra tierra, las tentativas de modernizar Chimbote y distritos aledaños, crear empleo productivo, solucionar los problemas urbanos y hacer de Chimbote una ciudad moderna están condenadas al fracaso, por mucho dinero que ingresen en las arcas ediles. Todas estas deficiencias contribuyen al actual estado de cosas que se observa en la ciudad y a la imposibilidad de llevar en ella una normal.
Así pues, nos aunamos a la opinión ciudadana que ya se ha hecho general, incluso entre quienes le votaron: a Roberto Briceño le ha quedado muy grande la alcaldía de la MPS. Nunca estuvo preparado para desempeñar tal cargo, a pesar del bombardeo de promesas con el que nos abrumó en su campaña electoral. Por tanto, al término de su nefasta gestión, está condenado a quedar en la historiografía de Chimbote y la Provincia del Santa como el alcalde más mentiroso, inepto, ignorante y chapucero que haya pasado por la Casa Consistorial de Enrique Palacios.