Editorial

::: SEDACHIMBOTE “HACE” AGUA :::

Dos noticias ocurridas en las últimas cuarentaiocho horas ha sido suficiente para revelar con total transparencia la situación poco más que dramática pero al mismo tiempo preocupante por la que atraviesa la empresa paramunicipal Sedachimbote.

La primera noticia da cuenta del colapso de una tubería matriz de agua potable que se produjo el último fin de semana en el Asentamiento Humano Miraflores Alto. La rotura provocó una gran inundación que afectó numerosas viviendas y causó cuantiosos daños a una obra de pistas y veredas que paradójicamente ejecuta la municipalidad provincial del Santa. Este hecho, que es cotidiano en otros sectores de la ciudad, puso una vez más al desnudo la falta de mantenimiento que desde mucho tiempo padecen las redes de este vital servicio.

La segunda noticia está referida al record de gestión institucional que han alcanzado durante el año 2020 las empresas afiliadas a la Superintendencia Nacional de Servicios de Saneamiento (SUNASS), donde para sorpresa de propios y extraños no aparece el nombre de Sedachimbote. Y no aparece porque alguien se olvidó de colocarlo. No. No figura porque, entre las 53 empresas que prestan este servicio en diversas ciudades del país y en lo que a eficiencia de gestión se refiere, Sedachimbote ocupa el puesto número 51. En ocasiones, es mejor ahorrar tinta y espacio.

De ninguna manera esta calamitosa situación puede pasar por desapercibida. Por muy vergonzosa que pudiera ser, es mejor que eso suceda si es que queremos arribar a una necesaria confrontación con la realidad. Eso además puede ayudarnos para señalar sin medias tintas a quienes resulten responsables de esta humillante calificación.

Desde hace treinta años cuando fue transferida por  la SUNASS a manos de la Municipalidad Provincial del Santa, Sedachimbote se ha mantenido muy lejos de brindar un servicio de calidad, si no eficiente por lo menos satisfactorio. Las cosas hablan por sí mismas.

En todo ese tiempo la empresa del agua no ha cumplido con construir la Atarjea que tanto nos prometió y cuya carencia ha colocado a los usuarios bajo la cruz de una inmerecida desventaja. La única planta de almacenamiento y tratamiento que posee acusa una antigüedad de más de treinta años y ya quedó chica frente al incontenible incremento de la demanda. Desde esa época Sedachimbote continúa utilizando el canal de Chinecas para abastecerse del líquido elemento, sometiendo a los usuarios a un régimen de racionamiento permanente y continuos cortes del suministro. Y pensar que tenemos a la mano los ríos Santa y Lacramarca, dos de los pocos que traen agua los doce meses del año.

Por otro lado, en marzo del presente año la empresa alemana contratada por el Ministerio de Vivienda para elaborar el estudio técnico del Proyecto de Tratamiento de Aguas Residuales, P-TAR, sorprendió a todo Chimbote cuando anunció su retiro definitivo. ¿La razón? El incumplimiento del compromiso, tanto por parte de la Municipalidad Provincial del Santa como de Sedachimbote, de facilitar planos actualizados y otros documentos indispensables para la elaboración de este importante estudio. ¿Se puede llamar a esto una buena gestión de saneamiento?.

En razón de este decepcionante desenlace, no sabemos a ciencia cierta cuántos años más los desagües de la ciudad de Chimbote seguirán desembocando  directamente a la bahía, elevando cada día más los niveles de contaminación. Lo que no es todo. Cada vez que los chimbotanos recibimos la visita de un amigo o un familiar, no podemos ocultar la vergüenza de ver que tan solo a dos cuadras de la plaza de armas, en la intersección del Malecón Grau con el jirón Enrique Palacios, una planta de bombeo arroja las aguas servidas al mar con la misma carga de polución e inmundicia con la que salen de los domicilios.

A pesar de esta clamorosa e insostenible muestra de ineficiencia, se afirma que la actual gestión de la empresa ha dispuesto un aumento de sueldo a favor de una treintena de afortunados empleados. Beneficio que devendría en indebido toda vez que se ha efectuado sin autorización del Ministerio de Economía y Finanzas. Por algo Sedachimbote se encuentra bajo la jurisdicción de la SUNASS.

Se sabe asimismo que la Municipalidad Provincial del Santa, que es la institución que preside la junta de accionistas, habría perdido mayoría en el directorio de Sedachimbote. Los dos representantes acreditados por la comuna ante esta instancia, no reunirían el perfil técnico y profesional reglamentario. En todo caso, el único mérito que los respalda es ser gente de confianza del alcalde y nada más. En otras palabras, están ahí solo para calentar el asiento y cobrar la dieta. ¿Qué más se podría esperar de ellos?.

A raíz de esta situación, ha empezado a tomar cuerpo la posibilidad de que Sedachimbote regrese a los fueros de la SUNASS, lo que después de todo no estaría nada mal. Al contrario, esa sería su tabla de salvación. Pues conforme están las cosas, Sedachimbote está en la misma condición de un barco que se hunde: haciendo agua por todos lados.