Opinión

CUANDO EL CENTRO ES UNA PALABRA VACÍA

La responsabilidad de AP y APP

Por: VÍCTOR ANDRÉS PONCE (*)

En los últimos días, luego de la confianza otorgada al Gabinete Bellido, ha comenzado a surgir una corriente de análisis que nos habla de una izquierda extrema y una derecha conservadora como los principales actores de una polarización que destruye el país. Según este razonamiento, se necesita de un centro, conformado por izquierdas y derechas moderadas, para devolverle la ecuanimidad al país.

Creemos que este razonamiento es una forma de negación que evita reconocer los yerros históricos de las narrativas que nos han llevado a uno de los momentos más trágicos de la historia republicana: un Ejecutivo influenciado por las corrientes comunistas más ortodoxas del planeta. Una consecuencia de estos razonamientos es que el presidente Castillo tiene un proyecto diferente a Vladimir Cerrón, líder de Perú Libre. Por lo tanto, en el Ejecutivo puede haber un viraje.

Sin embargo, los razonamientos en este centro, en realidad, comienzan a ser disfuerzos para esconder una realidad que golpea sin piedad a todas las posiciones progresistas que construyeron, ladrillo por ladrillo, la actual situación.

Ahora bien, ¿por qué el Perú está polarizado en extremo y al borde de una convulsión social? Por una sola razón: un Gobierno que representa a la mitad de los peruanos le dice a la otra mitad de ciudadanos que se va a convocar a una asamblea constituyente para cambiar el régimen político y económico. Simplificando las cosas, una mitad quiere imponerse sobre la otra mitad, más allá de que la mayoría de votantes de Castillo no participe de un proyecto totalitario.

Luego, cada acto del Ejecutivo, desde la designación del Gabinete Bellido hasta el nombramiento de los funcionarios, no tienen que ver con la gobernabilidad, sino que están orientados a ese objetivo de poder. Es verdad que las corrientes comunistas no controlan los sectores de Economía y Relaciones Exteriores, pero los leninistas son expertos en el paso atrás para generar el centro vacío, sin contenido.

El proyecto de la constituyente difumina la diferencia entre liberales y conservadores en el Perú, más allá de la manera como también se han deconstruido o se han vaciado de contenido estas corrientes. ¿Por qué? Porque la constituyente amenaza la libertad, el bien más preciado para cualquier corriente democrática y republicana.

El proyecto de la constituyente igualmente invalida la política del pragmatismo sin virtudes que suelen practicar Acción Popular (AP) y Alianza para el Progreso (APP): pactos y cuotas por el poder, al margen de los grandes debates republicanos. Ambos partidos pretenden seguir actuando como si la administración Castillo fuese la prolongación de las administraciones de Vizcarra y de Sagasti, que prepararon la llegada de los comunismos ortodoxos.

Las tradiciones comunistas pactan en función de los objetivos de poder del totalitarismo. Todo lo demás es ilusión.

El centro en el Perú, pues, se ha vuelto una palabra vacía. En esta apuesta es evidente que hay gente bienintencionada, como suele suceder en cualquier época de pánico, pero también está ese pragmatismo que ha construido todos los cementerios de las libertades. De allí que AP y APP en el Congreso deben rectificar cuanto antes.

(*) Director de El Montonero (www.elmontonero.pe)