Opinión

LUEGO DE LA MUERTE DE ABIMAEL GUZMÁN Y LA DERROTA MILITAR DE SENDERO

¡La batalla cultural con el maoísmo que se avecina!

Por: Víctor Andrés Ponce (*)

La muerte de Abimael Guzmán parece haber generado un gigantesco taller para las nuevas generaciones de peruanos, aquellas que no padecieron la ola de terror, muerte y destrucción que desató en los ochenta el Partido Comunista del Perú, Sendero Luminoso, bajo la dirección de Guzmán, quien era llamado por sus huestes como “el presidente Gonzalo”. Horas después del deceso de Guzmán la prensa nacional e internacional desarrolló un recuento estremecedor de las acciones senderistas, solo comparables con los peores momentos del nazismo y del estalinismo.

Utilizamos la figura de un taller para las nuevas generaciones porque el predominio del progresismo en el Estado y la vida pública equiparó el proyecto genocida, de exterminios de poblaciones, de Sendero, con algunos excesos cometidos por nuestras fuerzas armadas. Esa percepción anuló la posibilidad de que las nuevas generaciones de peruanos conocieran la naturaleza totalitaria y el terror desatado por el senderismo.

Semejantes narrativas progresistas, a nuestro entender, representan una de las explicaciones de que luego de 30 años de la derrota militar del senderismo hoy el Movimiento por la Amnistía de Derechos Fundamentales (Movadef,  de orientación maoísta) tenga gran influencia en la administración Castillo y pretenda conducir el magisterio nacional.

Si se pretende afirmar la vigencia de la Constitución y la libertad en el país, entonces, todos los sectores a favor del sistema republicano deben desarrollar una intensa batalla cultural e ideológica en defensa de los valores que cementan la vida en libertad.

En ese contexto, los sectores democráticos y la mayoría de la sociedad están obligados a evitar que la Federación Nacional de Trabajadores de la Educación (Fenate) logre controlar el Ministerio de Educación y el bloqueo  de la vigencia de la ley Carrera Pública Magisterial, que busca que los profesores sean nombrados y promovidos de acuerdo a sus méritos académicos.

El llamado Movadef pretende que los maestros sean nombrados de manera indiscriminada, al margen de sus calificaciones. El motivo: a este movimiento no le interesa la educación de los niños pobres en la escuela pública, sino la conversión del magisterio (de los docentes) en agentes de adoctrinamiento comunista. En otras palabras, una estrategia de poder antes que una estrategia sindical.

Si la sociedad no se moviliza para evitar que la educación pública sea controlada por el maoísmo, el futuro de la libertad no existe. ¿Cuál es el número de profesores bajo la ley de carrera magisterial? ¿Cuándo se reinician los concursos públicos docentes y la capacitación de los profesores en el Ministerio de Educación? ¿Cuándo se pronuncia el Congreso sobre el tema?

Por otro lado, la idea de una batalla cultural pasa por entender cuál es la relación de los relatos con una cultura de la libertad o con el totalitarismo. Por ejemplo, durante la administración Castillo existe la clara voluntad de reescribir la historia nacional en base a una estrategia de poder: se convierte al Incanato en el Paraíso, en el Edén, y al Virreinato en la suma de todos los infiernos. Esta visión de la historia  es elemental, simplista e ignorante; sin embargo, tiene varios objetivos capitales: destruir la peruanidad como la suma de la herencia andina y el legado hispano, y destruir los símbolos de la peruanidad, como el castellano y el mestizaje.

Con estas estratagemas se busca crear un sentimiento de culpa en la mayoría de las sociedades urbanas de origen migrante y, sobre esa base, legitimar el absurdo del proyecto de “la república plurinacional”.

Desde allí se afirma que el nuevo gobierno cancelará dos siglos de experiencia republicana, opresora y occidental, y refundará el Perú en base a los llamados pueblos originarios. Es decir, el mismo discurso fundamentalista y mesiánico de Abimael Guzmán y Sendero de los ochenta.

El gran problema del totalitarismo: el proyecto comunista carece de un mesías y la mayoría de la población andina está emplazada en las ciudades y se ha convertido en consumidora y productora de mercados absolutamente occidentalizados.

(*) Director de El Montonero

(www.elmontonero.pe)