Editorial

::: EL PUENTE DE LOS SUSPIROS :::

Cuando fue puesto en servicio hace ya veintiún años, se dijo que  el puente peatonal del Terminal Terrestre iba a ser provisional. Si bien es cierto que en ese momento el flujo de usuarios aún no era significativo,  todo hacía suponer que con el paso de los años esta afluencia iba a incrementarse, como efectivamente así  ha sucedido.

Profesionales y especialistas en estos menesteres de infraestructura urbana,  indican que la vida útil de un puente de carácter provisional, como su nombre lo indica, no debe exceder un plazo mayor de diez años.  Por lo demás, era entendible que las nuevas gestiones municipales  tenían que incluir en sus planes el cambio de esta infraestructura o, en el mejor de los casos,  reemplazarlo con un puente de concreto como se estila en cualquier ciudad del  mundo. En realidad,  no se necesita de  mayores elementos de juicio para arribar a esta conclusión.

Pero desde entonces han pasado veintiún largos años y podemos ver con fundada preocupación que la estructura metálica del puente ha sucumbido al paso del tiempo. Conforme lo dio a conocer el DIARIO DE CHIMBOTE en su edición del martes 12, la plataforma peatonal ha sufrido tal desgaste que ya se aprecian forados que ponen en peligro el tránsito de los usuarios.

Aún así,  cuando se pensaba que la denuncia periodística iba a tener eco dentro de los predios de la municipalidad provincial del Santa, ha sido más bien la Defensora del Pueblo de Chimbote la institución que, haciendo honor a su nombre, ha salido en defensa de la ciudad.

En un documento enviado el mismo martes 12 al despacho del alcalde provincial Roberto Briceño Franco, la Comisionada de dicho organismo, Dra. Roslyn Villanueva Ramírez, ha emplazado al burgomaestre para que “adopte las acciones urgentes e inmediatas que garanticen el mantenimiento periódico de la infraestructura del puente peatonal que da acceso al terminal terrestre”.

En una anterior oportunidad hicimos notar que algunas gestiones municipales se han dejado dominar por la mala costumbre de descuidar  algunas obras ejecutadas por sus antecesores. Tal descuido, se dice,  obedece al prurito de no hacer propaganda a otras gestiones cuando en realidad lo que se hace es atentar contra el principio de gobernabilidad. Después de todo, la población no tiene porqué pagar el precio de rivalidades políticas o de otra índole.

Aún cuando se conoce que el presupuesto anual del municipio tiene una partida con nombre propio para el mantenimiento de ésta y otras obras de servicio público, se ha podido conocer que hace dos años el puente peatonal fue objeto de un retoque de pintura y nada más.

No está de más recordar que el flujo de usuarios que actualmente utiliza el puente peatonal ha experimentado un notable incremento, muchísimo mayor al de hace veintiún años. Ahora es utilizado no solo por los viajeros que ingresan y salen del terminal terrestre las veinticuatro horas del día, sino también por el numeroso  púbico que acude al Centro Comercial Mega Plaza.

Cualquier vecino que transite hoy en día por esta ya desgastada infraestructura de fierro, tiene más de un motivo para suspirar.