Editorial

::: CÓMO EVITAR EL CANONICIDIO :::

A lo largo de los diez últimos años (2011-2020) los gobiernos regionales y locales del país han recibido nada menos que 40 mil millones de soles por concepto de canon y regalías que genera la actividad minera. La noticia sería más que suficiente para ponerse a saltar de alegría si no fuera porque, de toda esa fabulosa suma tan solo 24 mil millones (60%) ha sido ejecutado en proyectos de desarrollo socio-económico, en tanto que  los 16 mil millones restantes (40%) no han sido invertidos.

Pero esta deficiencia no se debe a la falta de dinero, que es lo que más abunda, sino a falta de capacidad de gestión por parte de los organismos e instituciones que reciben este aporte, a lo que nos atrevemos a añadir los malos manejos causados por  la corrupción.

Solo para tener una idea de lo que significa dejar de utilizar 16 mil millones de soles, basta con   señalar que ese importante  monto sería más que suficiente para asfaltar toda la red vial de las veinticuatro regiones del país y construir en cada una de ellas por lo menos diez nuevos locales escolares y un hospital de nivel 4 debidamente equipado.

Esta descarnada y patética realidad es una de las conclusiones a la que ha arribado el Simposio “Retos del Canon: Propuesta para Optimizar el Uso de los Recursos Generados por la Minería”, organizado por la Sociedad Nacional de Minería Petróleo y Energía, que recientemente se ha llevado a cabo en la capital de la república. El consenso unánime que ha dado lugar a esta conclusión tiene un fundamento irrefutable:  frente al actual manejo del canon minero “existe una urgente necesidad de cerrar brechas y generar bienestar en la población”. Eso quiere decir que los fondos de este recurso no solamente están siendo mal distribuidos sino también mal utilizados. El volumen de la población directa e indirectamente  beneficiada es apenas un puñado de  arena frente al universo que se tiene por delante.

Otra de las conclusiones se refiere a que la causa de este desaprovechamiento no solamente radica en la carencia de proyectos factibles y de probado efecto beneficio, sino también se debe a las limitaciones que se atribuyen al factor humano. En líneas generales, los servidores de los gobiernos regionales y municipalidades no responden plenamente a las exigencias de un trabajo eficiente y responsable en lo que al uso del canon se refiere. Por lo mismo que muchos de ellos acceden a un cargo solo por ser gente de confianza del gobierno de turno, para nada se tiene en cuenta la importancia de la meritocracia.

En ese aspecto, la región Ancash podría ser un referente de esta realidad. Para el presente año se ha estimado en 1,500 millones de soles el monto que se recibirá por concepto de canon minero, es decir 1,500 soles por cada poblador ancashino, lo que por supuesto está muy lejos de reflejarse en la realidad.

Plenamente seguros de estos argumentos, al término del evento los expositores del simposio han lanzado dos propuestas que nos perecen oportunas y sensatas. La primera  tiene que ver con la creación de una Autoridad Nacional del Canon, similar a la Autoridad de Reconstrucción con Cambios, que utilice los recursos no ejecutados del canon para un mejor aprovechamiento. Ese sistema permitiría, entre otros beneficios, desburocratizar y acelerar la ejecución de los proyectos de inversión, además de fortalecer el proceso de descentralización.

La segunda propuesta es aún más interesante, pues plantea Incluir entre los alcances del canon el rubro de la investigación e innovación tecnológica. Es más, se propone que CONCYTEC podría actuar como la entidad rectora de estos procesos. ¿Quién podría oponerse a esta iniciativa?. Eso le proporcionaría al canon una mayor trascendencia y en buen romance evitaría que se siga cometiendo un canonicidio.