Opinión

LA OPOSICIÓN Y LA SEGUNDA VACANCIA FRUSTRADA

Por: Víctor Andrés Ponce (*)

La segunda moción de vacancia por incapacidad moral en contra del presidente Castillo fue rechazada por 55 votos a favor, 54 en contra y 19 abstenciones. Como todos sabemos, para que la iniciativa prosperara se necesitaban dos tercios del número de legisladores.

El resultado inmediato de este suceso, inevitablemente, será la continuidad de una especie de empate entre el Ejecutivo y la oposición en general. ¿Por qué hablamos de empate? Porque el Gobierno de Pedro Castillo no puede implementar el proyecto de la asamblea constituyente y de las nacionalizaciones de los recursos naturales y, por su lado, la oposición tampoco puede sumar los votos requeridos para la vacancia presidencial.

Es evidente que el Ejecutivo cada día está más débil, no obstante las frustradas vacancias. Los anuncios de la constituyente y las nacionalizaciones han detenido tres décadas de crecimiento y de proceso de reducción de pobreza, pese al superciclo de los precios de los minerales, sobre todo el cobre. Si a estos hechos le sumamos la inflación acumulada, la falta de autoridad en las zonas mineras, la falta de empleo, el incremento del precio de los combustibles y de los principales productos de la canasta básica, es evidente que el Ejecutivo se bambolea al borde de un abismo. Las recientes huelgas de los transportistas, que bloquean las principales carreteras del país, son el exacto reflejo de la crisis.

Si en el Ejecutivo consideran que la segunda vacancia frustrada es un cheque en blanco, caen en un grave error. Uno de esos yerros que construyen el fracaso inapelable.

Sin embargo, en la oposición también hay debilidad y desgaste. El binomio vacancia presidencial y movilizaciones ciudadanas languidece porque el Ejecutivo se ha replegado con la propuesta de la constituyente, pero también por los errores de la propia oposición, que solo ha reducido su accionar a la vacancia.

Si bien no está en discusión que el Gobierno de Pedro Castillo y Perú Libre son los principales causantes de la tragedia nacional es evidente que nadie puede hacer buena política solo con un objetivo o programa máximo, tal como sucede con la oposición. Si la vacancia fracasa, entonces, ¿fracasa también la oposición?

Creemos que no. Los mejores momentos de la oposición al gobierno colectivista de Pedro Castillo se presentaron cuando se combinaron objetivos máximos con medianos y mínimos. Por ejemplo, cuando la oposición aprobó la ley que subrayaba y ratificaba el mandato constitucional acerca de que la reforma parcial o total de la Carta Política pasa previamente por el Legislativo, y también con la ley que precisaba la cuestión de confianza.

En la oposición en el Legislativo se debería entender que la política es el arte de lo posible y, si no existe la mayoría para la vacancia presidencial, si se pueden formar mayorías para seguir aprobando leyes con el objeto de defender la Constitución, el modelo económico y las libertades.

Por ejemplo, el Ejecutivo se repliega en la propuesta de la asamblea constituyente, pero desde el Ministerio de Trabajo se lanza una feroz ofensiva para colectivizar las relaciones laborales: un decreto elimina la tercerización del empleo y se anuncia un demagógico incremento de la remuneración mínima. Como respuesta, el congresista Alejandro Cavero de Avanza País acaba de presentar un proyecto para derogar el decreto que elimina la tercerización.

La oposición debería estar en condiciones de formar una clara mayoría para aprobar la iniciativa del congresista Cavero. Pero no solo se trata de permanecer a la defensiva. La oposición debería restablecer la plena vigencia de la Ley de Promoción Agraria (Ley 27360), que fue absurdamente derogada por la pasada administración Sagasti, no obstante que era una de las herramientas legales principales del milagro agroexportador del Perú.

Si el Ejecutivo retrocede en la constituyente por la resistencia nacional y lanza una aplanadora para colectivizar las relaciones laborales, igualmente, la oposición no solo debe detener la iniciativa sino pasar a una ofensiva general.

Semejante lógica permitiría que la oposición se reinvente a partir de la formación de una mayoría viable en el Legislativo que defienda la Constitución y las libertades políticas y económicas en el Perú. Si se defiende la libertad, el colectivismo no pasará y se derrumbará.

(*) Director de El Montonero

(www.elmontonero.pe)