Editorial

::: EH AHÍ LA DIFERENCIA :::

Ejecución de algunas obras públicas:

Ante el desencanto que ha causado en Chimbote la virtual paralización  de la construcción del hospital El Progreso,  que se suma a la larga lista de otras obras que han corrido la misma suerte, anteayer jueves, en el marco de una satisfacción que ahora sucede muy raras veces, fueron inaugurados los nuevos y modernos locales de las instituciones educativas Andrés Avelino Cáceres y Pedro Pablo Atusparia.

La  abismal diferencia que existe entre una y otra experiencia, nos lleva una vez más al terreno ingrato pero inevitable de las comparaciones.  Sabemos que toda comparación puede ser muy odiosa e inoportuna, pero en ocasiones como esta suele ser necesaria y hasta ilustrativa. Después de todo, nada mejor que una comparación puede ayudar a diferenciar lo bueno de lo malo. No hay otra forma de evitar que se sigan repitiendo los mismos errores y aceptando las mismas mentiras.

A diferencia de las obras públicas que en  este momento se encuentran paralizadas  y abandonadas y que se construyen mediante el sistema de unidad ejecutora, la construcción de los locales escolares que se acaban de inaugurar ha estado a cargo de la Autoridad para la Reconstrucción con Cambio (ARCC) y se ha llevado a  cabo en el marco del acuerdo de Gobierno a Gobierno (G2G) que existe entre el Perú y el Reino Unido.

Es menester precisar que ambas obras se han ejecutado  en el plazo establecido, sin modificar para nada un solo punto, ni del expediente técnico ni del contrato respectivo. Tampoco ha sido necesario hacer la más mínima ampliación presupuestal. Todo se ha desarrollado con esmerada exactitud y puntualidad, por eso es que ambos locales se han entregado en su debida oportunidad,  sin un día de retaso. De esta manera, más de 4 mil alumnos podrán reiniciar sus clases en inmejorables condiciones de comodidad y seguridad.

En cambio, la misma suerte no la disfrutan los estudiantes de  los colegios Santo Domingo de Guzmán del distrito de Tauca e Inca Garcilaso de la Vega de la urbanización El Trapecio,  solo por citar dos ejemplos. La reconstrucción de estos dos locales escolares, a cargo del gobierno regional de Ancash, ya lleva varios años paralizada sin que se tenga noticias acerca de su reiniciación. ¿Es así como se pretende mejorar la calidad educativa de la niñez ancashina?.

Igual que la  ARCC, el gobierno regional también dispone de capacidad económica, recurso humano, logística y todo lo demás para ejecutar una obra en forma correcta y transparente. No se entiende por eso a qué se debe la sintomática e impredecible paralización y abandono de tantos proyectos de construcción, salvo que la causa sea una falla humana producto de la falta de capacidad de gestión.

Como ya lo hemos dicho en más de una oportunidad, parece que  la preocupación de quienes tienen a su cargo las unidades ejecutoras, comienza con la elaboración del expediente técnico, sigue con el proceso de licitación y termina con la colocación de  la primera piedra.  A partir de ahí, las obras quedan abandonadas a su suerte,  así se estén cayendo a pedazos. Eh ahí la diferencia con las obras que se ejecutan bajo la modalidad de gobierno a gobierno. No hacen falta más palabras.