Editorial

::: LA VOZ DE CHIMBOTE NO INTERESA :::

Para la MPS:

La avenida Pardo no solamente es la arteria urbana más importante y emblemática de Chimbote. Por muchas razones de peso y e honda significación, la avenida Pardo es también parte de la historia y de la  identidad cultural de Chimbote, hecho que lamentablemente parece no tener ninguna importancia para  ciertas autoridades locales.

Tomando como referencia la tradición oral transmitida de generación en generación, se sabe que el nombre de esta arteria no fue elegido al azar y tampoco fue impuesto unilateralmente por autoridad alguna. La elección del nombre es más bien resultado de un consenso que adoptaron las familias oriundas de esta tierra y cuyas viviendas se encuentran alineadas a lo largo de esta importante vía. Dicho acuerdo se adoptó el mismo 6 de diciembre de 1906 luego de conocerse  vía telégrafo la promulgación de la Ley 417 que crea el distrito de Chimbote. La norma legal lleva la firma del presidente de la república Don José Pardo y Barreda y de esta manera el pueblo de Chimbote dejó expresa constancia de su reciprocidad y gratitud.

Con el paso de los años, la avenida Pardo dejó de ser la vía polvorienta, que se aprecia en viejas fotografías del recuerdo, para convertirse en una moderna vía asfaltada. Bajo una concepción de ornato y armonía con la naturaleza, la amplia berma central  quedó reservada para uso exclusivamente peatonal,  dotada de árboles ornamentales, bancas y veredas. A ello se sumó la colocación de monumentos y la construcción de la Plaza de las Banderas donde el pueblo de Chimbote rinde homenaje a  los símbolos de la patria.

No se entiende por eso cómo es que la actual gestión municipal haya decidido remodelar por completo la diez primeras cuadras de la berma central; peor aún cuando se ha anunciado que este espacio ya no será exclusivamente peatonal  ya que será convertido en una ciclovía.  Lo  más grave de todo es que esta decisión ha sido adoptada por la actual gestión municipal sin tener en cuenta la opinión de los vecinos y menos de los expertos en desarrollo urbano.  Por lo demás, se ha dicho que la obra será financiada con recursos del canon minero cuya finalidad, como sabemos, son prioritariamente de carácter social.

Se sabe asimismo que toda obra de impacto urbano necesita contar con la aprobación del pleno de regidores y que además de una licencia de construcción se requiere de una licencia social, vale decir el visto bueno de la comunidad. A este respecto, no se sabe si la remodelación de la berma central de la avenida Pardo cuenta con estas autorizaciones  y si la ciclovía, que va a atravesar la congestionada avenida José Gálvez, en realidad va a solucionar los problemas de Chimbote.

Hasta el momento el único miembro de la actual gestión municipal  que ha salido a cuestionar esta remodelación ha sido el regidor Andrés Díaz Rodríguez. Posición a la que se han sumado los ex alcaldes Marcos Benites Guevara y Estuardo Díaz Delgado, lo mismo que el decano del Colegio de Arquitectos Edgar Tapia Palacios y su antecesor Jhonny Reyes Villena. Por consiguiente, es de esperar el pronunciamiento de otras personalidades e instituciones porque en circunstancias como ésta la voz de Chimbote tiene que ser escuchada.