Editorial

¿EXISTEN RAZONES PARA CELEBRAR?

116° aniversario de Chimbote:

Hoy, cuando se conmemora el 116° aniversario de la creación política de Chimbote era de esperarse que toda la ciudad compartiera jubilosa el significado de esta celebración, pero no es así. Es imposible pasar por alto lo que estamos viviendo y cerrar los ojos ante una contundente y abrumadora realidad. No se puede negar que un descontento generalizado,  que se sobrepone incluso por encima  de sentimientos encontrados, se ha apoderado por completo de  la población. Tanto así que, para los chimbotanos jóvenes y viejos no existe una razón, ni real ni aparente, que levante los ánimos para celebrar como es tradicional este histórico acontecimiento.

Viejos problemas urbanos que fueron resueltos por completo en su debido momento, han recrudecido con renovado desafuero en diversos lugares neurálgicos de la ciudad. Uno de ellos es la presencia de decenas de comerciantes informales  que después de muchos años se han apoderado de las  calles adyacentes al mercado Modelo. Los jirones Manuel Ruiz, Ladislao Espinar, Leoncio Prado y la avenida Gálvez, se han convertido nuevamente ferias callejeras, que incluso se han extendido a las cuadras 3, 4 y 5 del jirón Tumbes.  El orden y el ornato que tanto esfuerzo costó recuperar, ahora están nuevamente por los suelos.

En ese mismo escenario, la limpieza pública y el transporte urbano han vuelto a ser un caos por donde quiera que se le mire. En ambos casos, la mano de la autoridad municipal es algo que no se ve por ningún lado. Y es posible que  la máxima expresión de esta situación caótica y fuera de control, tengamos que soportarla una vez más durante las fiestas de navidad y año nuevo.

Existe, ya no la sensación sino más bien el firme convencimiento de que Chimbote es una ciudad que no solamente se ha detenido en el tiempo sino que, inclusive, ha retrocedido. Debe ser por situaciones como ésta que alguien acuñó con mucho acierto aquella frase según la cual “todo tiempo pasado fue mejor”.

Como es lógico de suponer,  lo que sucede con las obras ediles paralizadas es un punto aparte. Las hay a diestra y siniestra.  Es algo que la Contraloría General de la República y el Ministerio Público tendrán que esclarecer en todos sus extremos.  Lo de  la avenida Pardo, donde se inició la construcción de una ciclovía y ahora está convertida en una letrina pública, es una herida abierta en pleno corazón de Chimbote. Sería ocioso mencionar a las demás obras iniciadas  por la actual gestión municipal y que han corrido la misma suerte. Quizá eso explique con la mayor objetividad porque en los últimos cuatro años la municipalidad provincial del Santa solo ha ejecutado el 30 por ciento del presupuesto para obras públicas y el mismo porcentaje de los recursos provenientes del canon minero.

Ante todo esto, no deja de causar desazón el afán de la actual gestión edil por ensalzar la cultura de la mentira. Según sus voceros, la paralización de las obras y el bajo nivel de ejecución presupuestal no es culpa  de la municipalidad. Es culpa de los enemigos del alcalde. Al final de cuentas, según ellos no existe ningún problema para que las obras paralizadas y que debieron ser concluidas meses atrás, sean asumidas en la condición que están por la nueva gestión edil. Claro, que otros carguen con los muertos y heridos. Aún así, lo que no se puede permitir bajo ningún concepto es que traten a Chimbote como una ciudad fácil de ser engañada. Esa es una falta de respeto inaceptable.

En medio de este panorama, queremos compartir con nuestros lectores y el pueblo de Chimbote en general el significado de este 116° aniversario, una fecha que con toda seguridad nunca será olvidada. ¡Ánimo, Chimbote!.