Editorial

SI, ES HORA DE CENTRAR LA MIRADA EN EL TURISMO

En un operativo inopinado realizado el último fin de semana, personal de la Municipalidad Provincial del Santa ha puesto en el centro del debate el tema relacionado con la promoción turística de Chimbote. No solamente sancionó a dos conocidos hoteles localizados en el centro de la ciudad por serias deficiencias en cuanto a mantenimiento  y reglas de decoro. En forma paralela, los funcionarios municipales han dejado  muy en claro que la finalidad de estos operativos es hacer que  los propietarios de los establecimientos de hospedaje tomen conciencia que el  servicio que ofrecen a sus clientes forma parte no solo de la oferta turística de Chimbote sino también de  la imagen de la ciudad.

Razón no les falta. Conjuntamente con los atractivos propiamente turísticos que posee Chimbote, son los servicios de gastronomía, alojamiento, transporte y entretenimiento los que determinan el volumen de visitantes que llegan a la ciudad. En los tours que promocionan las agencias de viaje y turismo, la oferta de Chimbote tiene como principales atracciones el Cerro de la Juventud, la Isla Blanca, el Vivero Forestal, las playas de Nuevo Chimbote y, por supuesto, su exquisita gastronomía en base a especies marinas. Para cualquier  visitante, Chimbote es la capital del mejor cebiche de pescado.

Pero para que la oferta esté completa, es indispensable poner en ese mismo nivel de calidad y competitividad  el servicio que ofrecen los establecimientos de hospedaje.  Este, sin embargo, es un aspecto que muy poco se ha tenido en cuenta. En líneas generales, la óptica del servicio al cliente que ofrecen los hoteles está predominada por un interés exclusivamente comercial y del mismo modo por otros fines que muy poco o nada tienen que ver con la promoción turística de Chimbote.

De un tiempo a esta parte, hemos sido testigos de la forma indiscriminada con la que se ha autorizado que cualquier vivienda o local comercial se convierta en hotel. Ese afán de lucro distorsiona por completo la naturaleza del servicio de hospedaje y, como podemos ver más de los días, fomenta en pleno centro de la ciudad  otro tipo de actividades reñidas con la moral y las buenas costumbres, que más bien atentan contra la promoción turística de Chimbote.

Es necesario tener en cuenta que cada día son más las familias procedentes de otras ciudades del país, que vienen a visitar Chimbote. Según el trato que se les brinda y según la imagen que se llevan de la ciudad, de estas familias  depende que el número de visitantes se incremente o disminuya. Ellas son nuestros mejores agentes de publicidad. A propósito, lo sucedido con el mundialmente famoso Acapulco, es algo que deberíamos tener muy en cuenta.  Después de haber sido uno de los principales centros de atracción turística del mundo y escenario de incontables películas, el hermoso balneario de Acapulco es ahora una ciudad fantasma y temible por causa de la delincuencia y la inseguridad.

En buena hora que los funcionarios municipales promuevan el fortalecimiento de una conciencia turística en Chimbote. El turismo, como está demostrado, es una industria que no contamina, una fuente que genera empleo sostenible y una actividad que dinamiza la economía de una ciudad o un país. Chimbote lo posee todo para insertarse a los beneficios de esta actividad. Por eso, es hora de centrar la mirada en el turismo.