Editorial

LOS NUEVOS CAÍNES

Traficantes de agua:

Después de guardar silencio  durante un tiempo bastante prolongado, un grupo de moradores de los asentamientos humanos Independencia y Las Américas, ambos  de Nuevo Chimbote,  se han armado de valor y han revelado algo que ya no es un secreto para nadie. Aunque sin identificarse plenamente por temor a represalias, los denunciantes  han confirmado que, en efecto, existe una mafia integrada por vecinos de la misma zona que se dedica a la comercialización clandestina  de agua para consumo humano.

De acuerdo con la información proporcionada por otros moradores, se dice que por una dotación de agua que los carros cisternas venden al precio de 25 soles, estos traficantes cobran por la misma dotación la suma de 50 soles.  Un negocio redondo. Pero también han precisado que, en caso que el comprador se atreva a reclamar o amenace con quejarse ante las autoridades, la mafia simplemente  le cierra el caño. De esa manera lo obliga, satánicamente, a tener que pagar este precio prohibitivo si es que no quiere que su familia muera de sed.

Tal como lo hemos informado en nuestra edición de ayer, la mafia del agua se habría expandido por casi todos los asentamientos humanos que se encuentran en proceso de formalización, incluyendo aquellos que ya  tienen título de propiedad y cuentan con el  servicio que les da Sedachimbote,  como es el caso de los asentamientos Independencia y Las Américas.

Los moradores han revelado que, mediante la instalación de conexiones clandestinas, la mafia del agua aprovecha la ley de la gravedad para captar y almacenar enormes  cantidades de líquido en viviendas ubicadas en la parte baja, dando lugar al desabastecimiento de las viviendas que se encuentran en la parte alta. Todo para ellos, nada para los demás.

Precisamente a raíz del racionamiento ocasionado por la reciente rotura del canal IRCHIM, según se afirma, la situación ha sobrepasado los límites de toda tolerancia. Como si el tráfico de lotes no fuera suficiente para satisfacer sus apetitos, lo que estarían haciendo los traficantes de agua es un crimen. Aquello de aprovechar la necesidad de sus  propios vecinos para enriquecerse de la noche a la mañana, es algo que no debería permitirse un día más. Eso es sacar provecho de la necesidad de un hermano, pero de la manera más vil y descarada. Lo mismo que hizo Caín.

A través de estas líneas, hacemos un llamado a la Fiscalía de Prevención del Delito para que investigue e intervenga a esta mafia y exija a las autoridades judiciales la sanción que merecen estos nuevos caínes, la mayoría de los cuales, irónicamente,  funge como dirigentes de la propia comunidad.

La intervención del Ministerio Público podría incluir otra investigación respecto al pedido de cuotas que ciertos dirigentes exigen a la población en nombre del proceso de titulación; un proceso a cargo de la municipalidad provincial del Santa y de COFOPRI que, como bien se ha dicho, es completamente gratuito. ¿A dónde va a parar el dinero recaudado?. Está bien culantro, pero no tanto. De ninguna manera se puede permitir que estos nuevos caínes hagan de las suyas en agravio de los más necesitados.